Maartje Paumen Netherlands' Maartje Paumen celebrate with Minke Smabers, 13, after scoring her teams's goal against Argentina during the women's field hockey Champions Trophy final game in Quilmes, Argentina, Sunday, Jan. 21, 2007. (AP Photo/Natacha Pisarenko) (Natacha Pisarenko)
El tiempo en el famoso cubo de agua de Pekín se detuvo mientras Matthew Mitcham daba tres espectaculares giros antes de caer en la piscina. El suyo fue el primer clavado perfecto en unas olimpiadas, pero este no fue el salto más complicado que ha dado el australiano en su vida: el reto más difícil lo tuvo a sus 13 años, cuando le dijo a su madre que era gay.
Mitcham es uno de los pocos deportistas que ha declarado públicamente su homosexualidad y forma parte de un pequeño grupo que se ha atrevido a decirlo en el mundo del deporte, al cual muchos llaman el “último clóset”.
Con esta expresión se alude al ámbito del deporte profesional en el mundo, donde la comunidad LGBT (lesbiano-gay, bisexual y transexual) se encuentra muy invisibilizada. Diferente es la situación en sectores como la política o las artes, pues una mayor cantidad de figuras sociales han declarado sus preferencias sexuales.
Los casos de atletas son pocos y por eso resuenan con facilidad, aunque en las Olimpiadas de Londres 2012 participaron 23 atletas cuya preferencia por personas del mismo sexo era ya conocida. Diez de ellos salieron con una medalla en su cuello.
De este grupo de 23 participantes olímpicos, solo tres son hombres, cifra que no es fruto de la casualidad: solo muestra de que, en el ambiente deportivo, es más difícil para un atleta masculino de cualquier disciplina “salir del cóset”, que lo que lo sería para una mujer.
Esto se debe a la imagen que proyectan los deportistas ante la sociedad: son símbolo de masculinidad y fortaleza, características que los estereotipos les niegan a los hombres homosexuales.
Sin embargo, el deporte derriba tales estereotipos. Gareth Thomas es el jugador de rugby de Gales con más partidos para su selección en la historia. La fortaleza de su estatura (1,91 metros) lo convirtió en uno de los hombres más temidos en esta disciplina, pero mientras el éxito llegó en su carrera, un secreto lo hundía como persona.
“Acabó con mi matrimonio y casi me lleva al suicidio, ahora es momento de decir la verdad”, fue la frase de Thomas en el Daily Mail de Inglaterra cuando, en el 2011, aceptó que era gay.
Este jugador esperó hasta los 35 años para decir la verdad y admite que debió hacerlo antes de casarse y de mentirle a su exesposa.
El rugby y el hockey , deportes considerados entre los más agresivos, son las disciplinas que más han avanzado en la defensa de los derechos de esta población.
El hockey ha marcado de algún modo la pauta, pues la NHL (asociación de esta disciplina en Estados Unidos y Canadá) lanzó una campaña para apoyar a los deportistas LGBT.
Su lema, traducido al español, es: “Si puedes jugar, puedes jugar”, y ha reunido a decenas de jugadores que, en cortos videos, dan su apoyo a esta causa y aseguran que no verían diferencia alguna entre un compañero heterosexual y uno bisexual u homosexual.
Esta iniciativa ya se extendió a otros deportes como el baloncesto y el béisbol, y se ven avances en el tema. Tanto Thomas como el clavadista Mitcham, han recibido muestras de apoyo en sus respectivos países. Cuando llegó con su medalla de oro, Mitcham fue recibido como un héroe en Australia.
Ofensas constantes
Sin embargo, estas historias siguen siendo la excepción en el campo del deporte, donde los insultos homofóbicos son una constante en las graderías, el campo de juego y las redes sociales.
El jugador de béisbol Yunel Escobar, de los Toronto Blue Jays, se preparaba para su juego ante los Red Sox de Boston. Para enojar a su rival, decidió ser muy creativo y, con un pincel, se escribió un mensaje en su cara. “Tú eres un maricón” decía en pintura blanca. Esa frase ilustra la homofobia que aún domina el ambiente en los cuatro deportes más reconocidos del mundo (béisbol, futbol, baloncesto y futbol americano).
En dichas disciplinas, ningún jugador profesional ha salido del clóset estando activo. El más cercano ha sido el futbolista inglés Justin Fashanu, quien lo hizo en 1990, cuando era semiprofesional, en una división inferior de Inglaterra. Causó revuelo con su revelación, ya que fue el primer afrodescendiente por el que se pagaba un millón de libras esterlinas. Antes, había jugado para grandes clubes como el Manchester City, actual campeón de Inglaterra, y el West Ham United.
Decir la verdad le costó caro a Fashanu. Su hermano, Jhon, también jugador en el momento y ahora celebridad en Estados Unidos, lo desconoció en una publicación de un periódico inglés. Ningún otro equipo quiso contratarlo y se terminó suicidando en 1998, tras ser denunciado por un abuso –que nunca se comprobó– a un menor.
Ni antes ni después de Fashanu, un jugador activo se ha reconocido homosexual. Los deportistas prefieren esperarse a estar retirados, cuando ya no dependen de contratos y su exposición a la afición no se halla en su apogeo.
El primer deportista reconocido en declararse homosexual fue el jugador de futbol americano David Kopay. Este corredor de fuerza jugó para cinco equipos de la NFL, entre estos, los San Francisco 49ers, campeones en el 2011 de esta liga.
En su autobiografía, expresa que salir del clóset fue como un juego de futbol americano: “Tiene tantas altas y bajas como un partido”.
Futbol
Una frase muy conocida es “el futbol es un deporte de 11 contra 11, donde siempre gana Alemania”. Y en la lucha por los derechos de los LGBT en este deporte , se cumple a cabalidad pues los alemanes han hecho grandes avances en este campo. Varios jugadores de su selección mayor hablan del asunto y han dado su apoyo para que los jugadores rompan su silencio. “Si eres homosexual, deberías decirlo, quitaría un gran peso de tus hombros. Y los fans lo superarían pronto, lo que a ellos les importa es tu desempeño en el campo, no tu preferencia sexual”, declaró el arquero de la selección, Manuel Neuer.
Pese a esta tendencia, un futbolista de la primera división alemana confesó, en una entrevista anónima reciente, que él tenía que mentir para poder seguir viviendo del futbol. “Si se supiera mi verdad, lo único que se preguntaría la gente es si este súper-hombre futbolista, es el activo o el pasivo cuando tiene sexo”, admitió el jugador, quien además dijo que su sueño es poder ir a un restaurante con su novio.
El tema ha adquirido tal importancia en Alemania, que ya varios dueños de clubes han mostrado su apoyo y hasta la reconocida primera ministra Angela Merkel habló al respecto. “Los que tengan la fuerza y el coraje deben saber que viven en un país donde no tienen nada qué temer”, dijo en un foro sobre integración en el deporte.
Hace solo dos semanas, América Latina añadió su primer representante a la lista de los deportistas que deciden revelarse. Se trata del boxeador puertorriqueño Orlando Cruz, quien salió del clóset con un excelente récord de 18 victorias y dos derrotas. “Quiero ser un ejemplo. Soy un orgulloso puertorriqueño y siempre lo seré. Y soy un orgulloso hombre gay y siempre lo seré”, sostuvo.