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Las jugadoras de la Selección Nacional se lamentaron y lloraron en el campo al perder 5 a 0 con España. (Rafael Pacheco Granados)
La segunda jornada del Mundial Femenino Sub-20 fue un baño de realidad para la Selección Nacional.
En esta ocasión, diferente a lo vivido con Australia, el cuadro patrio ni siquiera pudo crear ilusión, tampoco bastó con ser guerreras en el campo, con luchar cada pelota como si fuera la última... Tampoco fue suficiente una presentación decorosa de la arquera Génesis Pérez, quien demostró que tiene reacción y buena tapada.
Sin Pérez, el partido que finalizó 5 a 0 pudo terminar 7 a 0, la guardavallas que en el primer encuentro falló notablemente ahora destacó con reacciones felinas, también atrapadas que se robaron los aplausos de los aficionados y un achique determinante.
Cuando el rival es tan superior como le sucedió a Costa Rica con las españolas, no hay garra que valga, ni siquiera la de la capitana nacional, Alexandra Pinell, que en un acto de frustración sacó una pelota de la línea con su cabeza y reclamó con fuerza a sus compañeras por no interceptar un tiro de esquina. Tampoco la demostrada por María Paula Salas, cuando discutió con sus compañeras porque no lograban conectar tres pases seguidos.
España desde el minuto uno tuvo el balón, lo movió de izquierda a derecha, para el frente y para atrás. Las europeas lograron pasear el ímpetu tico, el cual llevó a tener una ocasión clara al minuto siete, no obstante Salas no tuvo la efectividad para rematar a marco de cabeza.
Ya en 10 minutos, el conjunto tico se veía sin piernas. Pinell, alma de las nacionales, no fue la misma del primer partido por más que lo intentó; se movió solamente entre el medio círculo del área grande y la zona media nacional, pero no fue el tractor que sí fue ante las australianas... Fïsicamente se veía totalmente desgastada.
Sin problema la propia volante aceptó con lágrimas en los ojos que el cuerpo no le daba más.
Ya en 25 minutos llegó la primer celebración española y de ahí el monologo se consolidó, tomó forma y el huracán vestido de celeste se llevó todo lo que encontró enfrente. María Paula Salas con más honor que fútbol bajó al medio campo y empezó a buscar la forma de que la Selección tuviera la pelota.
Por derecha, Abigaíl Sancho corrió y cualquier pelota que tomó la buscó poner en la línea de fondo, desarrollando profundidad, pero cuando lo consiguió fue víctima de una, dos y hasta tres zagueras de España.
Ya en el segundo tiempo llegaron el gol tres, cuatro y cinco en contra... También las paradas de Génesis que evitaron una decepción mayor. De España se destaca su exquisito toque de balón, su posesión interminable y su efectividad frente al marco, además de la presión para recuperar la pelota como si cada balón fuera un tesoro.
En esta ocasión no hubo ilusión, no hubo sueño del que despertarse, solamente se vio en el césped del Estadio Nacional la realidad de frente: nuestro fútbol femenino sigue muy lejos del alto nivel, la liga local no compite con las que verdaderamente ya están en el alto rendimiento y la preparación del equipo patrio, al menos físicamente fue deficitaria.
Al igual que frente a Australia, Costa Rica terminó completamente sin piernas. El cuadro costarricense por más que quiso correr se topó de frente con que su rival aguantó más, y además le sobraron piernas. A la Sele Sub -20 no se le puede cuestionar la entrega, pero todo lo demás sí.