¿Qué significado tiene la convocatoria de Álvaro Saborío, Cristian Bolaños y Bryan Ruiz, entre otros, a la Selección que irá a Copa Oro? ¿Es bueno que permanezcan nueve mundialistas de Brasil 2014 y una quincena de quienes jugaron en Rusia 2018?
Por méritos, los tres tienen más que derecho a ponerse de nuevo la roja. Saborío lleva tres torneos como goleador (uno en Segunda), Bolaños fue de lo mejor en Saprissa y Ruiz, aun sin jugar en su equipo, le da una cuota de calidad a la Selección que aun nadie es capaz de darle.
Pero tenerlos allí, de alguna manera, es un fracaso de Matosas, la dirigencia y los mismos compañeros de Selección. Tras años de ausencia, no hay quien calce con propiedad los zapatos de Saborío, a todos les queda grande la camisa de Bryan y ningún chiquillo es capaz de atacar la banda derecha con el dinamismo de Bolaños.
El técnico uruguayo vino como abanderado de un cambio generacional, paladín de una revolución de jóvenes dinámicos y encaradores, que dijo ver hasta entre las piedras y que le permitiría plasmar su idea de un equipo mucho más ofensivo. Los que se decían cansados de sufrir, por la falta de gol y los planteamientos “defensivos” de Ramírez, heredados del mismo Pinto, sintieron alivio con la llegada de Matosas.
—Conmigo juegan los que están rindiendo —dijo con tanta seguridad que no dejó espacio a la duda. Después aclaró que para los porteros no aplica, luego que con Ruiz tampoco, “porque él es diferente”, y ahora resulta que con Gamboa y Oviedo menos, pues en los videos que ha visto, siempre juegan bien.
Se declaró lleno de ilusión por los muchachos “de gran calidad”, que deberían estar jugando en Europa y no aquí. Pero entre los debutantes de su primera lista, solo sobrevive Fuller. Para el segundo encuentro apostó a una mayor cuota de mundialistas y, ahora, ni se diga.
¿Será que don Gustavo se convenció de estar equivocado? ¿O será que nunca estuvo seguro de sus palabras y solo quiso endulzar oídos, a sabiendas de que al tico le gusta la adulación? Solo eso explica que acepte, como la mayoría ya lo habíamos hecho, que aun en plena decadencia, los legionarios siguen siendo la primera opción para la Sele. Los aspirantes apenas asoman la cabeza, con timidez, sin la contundencia para desplazar a los de siempre.
O tal vez, y esto es peor, es una convocatoria con tinte político. En un año donde fracasaron todas las selecciones en pro de su mundial (la sub 17, sub 20, femenina, futbol de playa y sala), con una elección en puertas de la Fedefútbol, alguien “sugirió” que un fracaso sería peligroso para la ronda electoral de agosto próximo.
Peligroso no solo para los dirigentes en ejercicio. También para Matosas. Tres actuaciones grises hasta ahora, una mala Copa Oro y un nuevo Comité Ejecutivo podrían atentar contra la permanencia del seleccionador. Entre los aspirantes, se sabe, hay quienes tenían a Jorge Luis Pinto como el ideal de técnico. Así que mejor apostar a los viejos y no jugar a la ruleta con los llamados a ser el futuro.