El destino lo volvió a poner en Costa Rica, el país en el que Diego Lugano anotó lo que él describe como su gol más importante con la selección de Uruguay, un tanto que consiguió en el primer careo del repechaje rumbo a Sudáfrica 2010.
La ‘Celeste’ luego sostendría esa ventaja en su casa, sellando el boleto mundialista de esa vez. En cambio, en Brasil 2014, Lugano fue testigo en primera línea de la mejor versión de todos los tiempos de la Tricolor en una Copa del Mundo.
Fue un recuerdo que saltó a la época actual, al verse en San José, como parte de los panelistas del Concacaf Access en el que se abordaron temas alusivos a la realidad actual del fútbol.
“En esta ciudad yo hice el gol más importante con mi selección y aquel partido contra Costa Rica en el Mundial de Brasil fue mi último partido con la selección uruguaya, después de 96 partidos consecutivos y 86 como capitán”, relató Diego Lugano.
Aparte de que la Sele se dejó la victoria ese día por 3 a 1, luego de ese juego le detectaron una lesión en el cartílago de la rodilla izquierda. Jamás sospechó que esa sería su última aparición con la ‘Celeste’.
“Un partido que en el primer tiempo estábamos ganando 1 a 0 y en el segundo tiempo un poco por errores nuestros, pero más por el buen fútbol de Costa Rica que después hizo un Mundial fantástico. Tengo ese recuerdo agridulce de que fue mi último partido con la selección, en Copa del Mundo y perdiendo contra Costa Rica”.
Dice que tiene en la memoria las emociones de aquel día en el vestuario, el primer tiempo, cuando terminó el juego y que es algo que guarda ahí.
“En el fútbol, los que somos terrenales, se pierde más de lo que se gana y solo cuenta ganar. Siempre se escucha a jugadores contando las ganadas, pero se pierde más de lo que se gana y aquel día nos tocó perder en buena ley”.
Fue el 14 de noviembre de 2009 cuando Diego Lugano se puso el traje de héroe en Uruguay, como el artífice de ese gol en el Estadio Ricardo Saprissa.
“Volver acá después de 12 años tiene un sabor especial, obviamente que es una ciudad y un país del que guardo un bonito recuerdo por temas deportivos, pero también porque tengo un gran respeto por lo que hacen a nivel deportivo, a nivel fútbol y a nivel de país, es un placer volver, hablar de fútbol y conocer un poquito más ahora en mi vida como exjugador, aunque siento y pienso como jugador”, subrayó.
Entre risas lanza una anécdota y contó lo que prácticamente nadie dice sobre cómo vive un futbolista un repechaje: “Jugué tres repechajes, debo ser el jugador en el mundo que jugó más repechajes... Algo entiendo de eso y uno de esos contra Costa Rica”.
La primera repesca en la que estuvo presente fue en 2005 contra Australia y Uruguay perdió por penales. Luego vino la de 2009 ante la Sele. También fue mediante los penales que los charrúas accedieron a Brasil 2014, al superar la serie contra Jordania.
“En mis 15 años de carrera jugué dos finales de Libertadores, una semifinal de Copa del Mundo, semifinal de Champions, finales en Brasil, Francia, Turquía, partidos grandes, pero nunca, nunca, nunca sufrí tanta tensión y tanta presión como en un repechaje de eliminatoria”, confesó Lugano.
Mejor que nadie puede hablar del tema y el excapitán de Uruguay dice que el repechaje “es como una final donde está el purgatorio o el infierno, hay todo para perder y, bueno, hay solamente la obligación en caso de que se gane, en selecciones como Uruguay y Costa Rica que tienen la obligación de estar en la Copa del Mundo”.
Insistió en que el repechaje para cualquier jugador “es una carga de tensión enorme” y que nadie se lo tiene que contar, porque en realidad está hablando de su propia vivencia.
Faltan pocos meses para el Mundial de Catar 2022 y la Selección Nacional de Costa Rica está en preparación para afrontar el 14 de junio el repechaje contra Nueva Zelanda.
“Al ser un partido único aumenta mucho la incertidumbre, mucho más con el VAR. Yo no entiendo todavía el VAR en el fútbol, cómo lo estás haciendo funcionar, donde cualquier jugada interpretativa por alguien que está fuera puede generar un penal, una roja que te cambia el partido. Todo eso abre un manto de incertidumbre”.
Lugano analizó que Nueva Zelanda tiene la experiencia del último repechaje contra Perú y aunque el combinado suramericano fue superior, recuerda que los partidos fueron competitivos.
Eso lo lleva a pensar que el repechaje que se avecina “no será simple”.
“Por un lado la experiencia de Costa Rica juega a favor, obviamente es un equipo con un promedio de edad alto, eso de repente jugando en el calor, en Catar, puede generar algún tipo de incertidumbre. Insisto, el repechaje es desde mi punto de vista el partido más dramático que jugué”.
En su caso fue tanta la tensión, que en las dos ocasiones en las que obtuvo el boleto al Mundial a través de esa vía ni siquiera pudo celebrarlo.
“Es un alivio, no es un festejo, no podés ni festejarlo, yo me sentía aliviado. Esa es mi experiencia y no creo que sea muy diferente después de un proceso eliminatorio sufrido. Tal vez en el caso de este proceso de Costa Rica, como el de Uruguay en aquel momento, se ve como una oportunidad y no como un castigo, porque vinieron de abajo hacia el repechaje”.
Y agregó: “Normalmente para Uruguay o para Costa Rica, jugar un repechaje es un castigo, hay que ir directo, eso es lo que nos obligan, lo que se nos exige. Entonces, surge una oportunidad después de una eliminatoria complicada, pero sin duda que es un partido que pierde contexto al ser en Catar, a partido único”.
Ese factor hace que las repescas actuales sean muy distintas, aunque a la vez elevan a nada el margen de error.
“No es lo mismo que yo jugué, a estadio lleno, ustedes se acuerdan, el Centenario con 80.000 personas, todo un contexto más dramático. Desde ese punto pierde condimento, prepárense los corazones para 90 minutos (ríe)... Hay que prepararse para sufrir”, advirtió.
Para ese 14 de junio, lo más probable es que Diego Lugano prenda la televisión y observe ese repechaje entre Costa Rica y Nueva Zelanda. Él desea que el boleto final sea de la ‘Tricolor’, pero por experiencia propia señala que en el fútbol no se puede subestimar nada.