Para la familia Serrano Vargas el fútbol femenino no es extraño, lo han vivido intensamente, por lo que no es de sorprenderse que decidieron ir al Estadio Nacional para apoyar a la Selección Nacional de Costa Rica en la Copa del Mundo Sub-20.
Gersan Serrano es fiel admirador de su esposa Jacqueline Vargas, quien es jugadora de futsal en el equipo de Goicoechea del campeonato de la segunda división, mientras su madre Grace Quesada es entrenadora y a ha dirigido a equipos como Goicoechea y Coronado, por lo que el fútbol femenino lo llevan en la sangre y es una pasión que comparten.
Gersan, Jacqueline doña y Grace, junto con el pequeño Mathew Serrano, así como con Dylan Romero e Ian Jiménez, asistieron en familia a ver la Tricolor, como muchas otras, que se acercaron a pesar de las inclemencias climáticas con el fin de respaldar al combinado patrio y el fútbol femenino.
“Es una forma de compartir una experiencia y en la cual podemos disfrutar del fútbol. Los niños pueden ir aprendiendo a dejar estereotipos como el machismo, que siempre ha estado presente en el fútbol femenino. Pueden ver a las chicas jugar, compartir con ellas y saber que juegan tan bien como los hombres”, comentó Serrano.
“A las jugadoras pueden alentarlas y criticarlas, eso sí, de una manera respetuosa, si no lo están dando todo en la cancha. Esto es fútbol, es un deporte y no debe haber descriminación. En la familia tenemos futbolistas y entrenadoras y son un ejemplo para ellos”, aseguró.
La familia, quien viajó desde Guadalupe, confía en que la Tricolor haga un buen papel en el torneo y más allá de los resultados se esfuercen y pongan en alto el nombre de Costa Rica.
“Nosotros siempre vamos en familia a los partidos. Asistimos a los juegos eliminatorios de la Selección Nacional, rumbo al Mundial de Qatar y ahora tenemos está bonita oportunidad de ver un Mundial Sub-20 en Costa Rica. Nos enorgullece mucho que el fútbol femenino vaya creciendo, en todos los aspectos. Esperamos venir también al partido de la final”, confesó Grace Quesada.