Costa Rica exhibió en el segundo tiempo todo lo que no debe hacer en el debut mundialista. Fragilidad defensiva, dificultades para presionar y repeler los contragolpes, nulo volumen ofensivo, excesivas pérdidas de pelota y grandes deficiencias en las transiciones.
Bélgica machacó sin piedad a la Sele. Confirmó que Christian Bolaños no está a la altura aún y que el equipo resiente la falta de argumentos para atacar sin quedar expuesto atrás.
Cuando se palpita el debut mundialista frente Serbia, la Sele vuelve a tropezar, pero al menos se puede jactar de lucir “otro” librillo durante 25 minutos, menos timorato y predecible en algunos lapsos del duelo y que deja ver que Costa Rica puede ofrecer algo más que “meter el bus”.
Pero solo fueron 25 minutos. Nada más. Después aparecieron las dificultades, la inconstancia y las limitaciones para controlar la redonda. No es únicamente el sistema. Se trata de los riesgos y las libertades que asuman los carrileros y de la decisión de presionar más arriba, con la coordinación adecuada para disminuir lo menos posible la posibilidad de un contragolpe.
Por momentos, la Tricolor apretó la salida belga con cinco hombres. Robó el balón, penetró por el costado derecho con Cristian Gamboa y trazos largos verticales de Celso Borges y Bryan Ruiz, que al mismo tiempo se sumaron al ataque para colaborar en la faceta ofensiva.
Fue solo un bosquejo. Un chispa de magia e ilusión. Como consecuencia del pressing, Bélgica desnudó de nuevo el talón de Aquiles de Costa Rica: la enorme dificultad del equipo para llegar al arco contrario sin la necesidad de quedar tan expuesta por la velocidad contraria.
Cuando se trata de presionar en tres cuartos de cancha, la Sele deja espacios enormes entre el mediocampo y la retaguardia. La defensa, tan expuesta, retrocedió para sostener los embates, cuando se resiente la ausencia de un mediocampo más efectivo en la marca.
La disposición defensiva de Celso Borges no alcanzó y tampoco la yunta Bolaños-Ruiz en la creación. Lejos de mostrar el desempeño de la eliminatoria, Bolaños acabó por ser un jugador posicional, sin el vértigo ni la profundidad suficiente como para generar en ataque.
No es ni la sombra del futbolista determinante que guió los hilos de la Nacional.
El segundo periodo fue de pesadilla. Bélgica exhibió a Costa Rica, a la que ya en el primer tiempo había golpeado con demasiada frecuencia por el sector izquierdo. Bryan Oviedo se vio muy superado y Francisco Calvo tampoco fue una solución.
Las transiciones letales de los europeos se centralizaron y destrozaron cualquier ímpetu de la Tricolor. Los centros rastreros hicieron mella en la Sele, que acabó goleada y herida.
Mertens emparejó el duelo al 31′ después de un golazo de Bryan Ruiz al 23′, quien aprovechó un rebote para disparar de seguido y abrir la cuenta, en los únicos minutos en la que la Sele jugó bien. Después apareció Mertens y tras un centro al área equilibró la balanza.
Después de ese momento, el partido fue de Bélgica. Lukaku cerró la pinza al 42′. Otra vez el equipo perdió el equilibrio en la medular y la contra acabó en un centro para el atacante.
Bélgica descubrió la fórmula muy rápido y en el segundo periodo aceleró el paso. Rompió la línea de presión tica con un juego de primera intención y mató a la Sele, absolutamente perdida.
Al 50′, Lukaku se impuso en las alturas después de un centro por izquierda para convertir el marcador en goleada. 3 a 1.
Cuatro minutos más tarde, Batshuayi se encargó de anotar el cuarto, después de una transición rápida. Si hubo un partido en el que Costa Rica quedó expuesta fue en este, en el último antes de empezar la travesía mundialista. Vaya presagio.
Bélgica: Courtois, Meunier, Vertonghen, Boyata, Alderweireld, Carrasco, De Bruyne, Witsel, Mertens, Hazard, Lukaku.
Costa Rica: Navas, Gamboa, Oviedo, González, Acosta, Duarte, Bolaños, Tejeda, Borges, Ureña, Ruiz.