Hay experiencias que valen la pena y que no se cambian por nada. Así podría describirse lo que vivieron Tatiana Arias y su esposo, Erwan Bernard, el sábado pasado.
Ellos acudieron a presenciar la penúltima etapa de la edición 107 del Tour de Francia, porque les llamaba la atención, pero también porque ahí estaba Andrey Amador.
Los días pasan y ellos aún se sienten invadidos por la misma euforia con la que le gritaron a su compatriota apenas lo vieron en acción.
Con el uniforme del Ineos, Amador disputaba la cronoescalada.
El pedalista nacional encaraba esos exigentes 36 kilómetros entre Lure y La Planche des Belles Filles que fueron letales y en los que el esloveno Tadej Pogacar (UAE) le arrebató la corona a su compatriota Primoz Roglic (Jumbo).
Después de una curva estaban instalados estos espectadores que se identificaban fácil, con banderas de Costa Rica y de Pérez Zeledón.
“Andrey, Costa Rica, vamos... Pura vida mae, vamos Andrey”, le gritaba Bernard; mientras que Arias también hacía lo suyo brincando con la bandera en sus manos.
Pero quizás, lo más emotivo aún fue que cuando el ciclista pasó para continuar su camino hacia la meta, ella saltaba de la felicidad, invadida totalmente de una emoción indescriptible porque Amador los había visto.
Ella notó que el rutero los vio en dos ocasiones y que el semblante le cambió. Al final, ese apoyo se tradujo en un poquito de fuerzas para el corredor de 34 años que culminó su sexto Tour de Francia y que en el conteo general de grandes vueltas, ya suma 16 participaciones, todas completas.
🎥 La emoción de ellos al estar ahí en el #TDF2020, la emoción de .@Andrey_Amador al verlos y escucharlos y la emoción de uno al ver estos segunditos mágicos 🇨🇷😊 pic.twitter.com/7fgQBkmPD7
— Fanny Tayver Marín (@FannyT_LN) September 19, 2020
Guerrera del Sur. Desde hace más de 40 años, Arias es aficionada al Municipal de Pérez Zeledón y a través de la oficina de comunicación del club, ella contó: “No es la primera vez que asistimos al Tour de Francia. La idea de ponernos camisetas y colocar las banderas del Pérez Zeledón es una manera de darle visibilidad al club a nivel internacional”.
Ella fue parte de los fundadores de la Barra Pezetera y contagió de ese cariño a su esposo Erwan Bernard, quien aproximadamente desde 2003 también es un ‘guerrero’ fiel al club.
“Gracias a la Internet cuando nos despertamos podemos seguir los resultados, porque como hay 8 horas de diferencia no podemos seguir los partidos en vivo todo el tiempo, por ese medio podemos seguir la vida del club a pesar de tener esa distancia… Ser aficionado es por lo bueno y lo malo, a pesar de las dificultades hay que apoyar a los guerreros”, citó Bernard.
En 2017, ellos estaban en suelo tico cuando Pérez Zeledón se convirtió en campeón nacional.
“Como una gran oportunidad del destino, nos tocó estar en Costa Rica, en Pérez Zeledón, cuando el Pérez se clasificó a la final contra Heredia y tuve la grandísima oportunidad de ver al equipo campeón nacional, de quedarme despierta a esperar a que llegaran al parque para celebrar. Fue una alegría que queda grabada en el alma”, mencionó la generaleña.
Además, apuntó: “A la afición le decimos que apoyemos al club en los buenos y los malos momentos, dejemos de lado la critica destructiva y transmitamos ese amor por el club a nuestros niños y a nuestros jóvenes. A los jugadores queremos darles las gracias por representarnos, por luchar en el campo por defender los colores del club. Hágannos a todos soñar, entren a la cancha a transmitir emociones, a divertirse, a jugar bien, pero sobre todo a servir de ejemplo”.