A sus 17 años, la costarricense Scarlet Weidig es una de las grandes promesas del golf femenino de nuestro país. Tiene la virtud de no ponerle límite a sus sueños.
Weidig tiene muchos años en el deporte, en el cual incursionó gracias a su padre Rándall, siempre con el apoyo de su madre, Andrea Velásquez, quien ha sido un pilar fundamental en su formación deportiva.
“Mi papá me dijo: ‘Métase en golf; así podemos jugar torneos padre e hija’, cuenta Weidig, para añadir que al final solo ella aprendió a jugar. Su padre no pasó de las buenas intenciones. "Hasta el día de hoy, él no juega golf, pero yo me mantuve ahí jugando y mi pasión llegó el año pasado cuando jugué los Centroamericanos en Nicaragua. En realidad noté que me encanta competir, pero no quiero solo participar, quiero ganar”.
Esta oriunda de San Antonio de Belén pasó por varios deportes hasta asumir que lo suyo era el golf. Llegó a practicar voleibol, baloncesto, natación, tenis y hasta equitación, pero nada la enamoró tanto como lo que hace hoy en día.
Scarlett sabe que aún está en un proceso de formación en un deporte muy exigente, pero tiene claro que su misión será colocar su nombre al lado de atletas importantes en el país.
“No sé cuándo va a ser, pero algún día me voy a jalar una torta y voy a ganar un torneo muy grande para poner el golf femenino muy en alto”, externó con convicción la golfista.
Su propia exigencia para mostrar cada vez un nivel mayor la llevó a dejar Costa Rica para incorporarse a un colegio estadounidense, con el objetivo de rozarse con mejores golfistas.
Scarlet terminó jugando y estudiando para una academia en San Marcos, California, donde tiene la oportunidad de medirse a golfistas de su edad todos los fines de semana.
“Yo me fui del país a estudiar a una academia en Estados Unidos, porque el golf femenino en Costa Rica casi no existe. Las que competíamos éramos dos muchachas y competir con la misma persona es lo mismo siempre”, declaró.
Uno de los objetivos a corto plazo para la golfista es obtener una beca deportiva para entrar a la universidad, como lo han hecho golfistas ticos al estilo de Paul Chaplet, Andrés Russi, Julián González y José Méndez. Scarlet, sin embargo, primero debe aprobar su último año de colegio.
“Esa es mi meta. Estoy mandando cartas a universidades para ver si logro una beca. Muy emocionada, eso es lo que quiero hacer, jugar golf, ir a torneos”, añadió.
La tica ha representado al país en varias oportunidades, como en los juegos centroamericanos de Managua en 2017. Además, ha jugado en países como: Argentina, Ecuador, Panamá, Honduras, El Salvador, Guatemala, Estados Unidos, Italia y España.
Cuando Scarlet escucha la palabra Olimpiadas le brillan los ojos, pues este deporte ahora forma parte del ciclo olímpico y la opción para los golfistas nacionales de estar en unos Juegos Olímpicos es real.
“Mi sueño siempre ha sido ir a las Olimpiadas, tal vez no lo haga en esta, pero quizá en la próxima. Ir a un ciclo olímpico es algo maravilloso”, agregó.
En los próximos meses, Scarlet participará en el torneo Aaron Bradley y la ganadora de este certamen podrá participar en el Australian Open y además jugará el Pro Amateur en Chile en 2019 junto a Paul Chaplet.
Los padres de Scarlet han procurado que su hija tenga una formación integral, pues no solo los deportes son importantes en la vida, por lo que se preocupan mucho por sus estudios.
“La veo con un gran potencial, ella puede lograr lo que quiera. Tiene todas las habilidades, desde muy pequeña ha sido muy buena en los deportes. Yo me he dedicado a mi hija, a apoyarla en todas sus actividades", comentó la madre de la golfista.
Solo el paso del tiempo dictará hasta dónde puede llegar Scarlet Weidig en el golf, pero las aptitudes para convertirse en una gran representante de este deporte las tiene.