Escuchar:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gruponacion/O6YBPT5FZFDKZP27QHOUSGBNRY.jpg)
El niño Ricardo Jiménez acompañó al ciclista Luis Alfaro en un pequeño tramo del recorrido al lago de Arenal. Su pericia para pedalear los monociclos llamó la atención en la vuelta de ciclismo recreativo. | CARLOS HERNÁNDEZ.
Tilarán, Guanacaste. Los monociclos y las bicicletas dobles llamaron la atención del público que siguió de cerca la segunda y última etapa de la XXI Vuelta Recreativa al Lago Arenal .
Ayer, en su última día, la prueba cubrió el tramo entre La Fortuna de San Carlos y la ciudad de Tilarán, provincia de Guanacaste.
Los monociclos –transporte con una sola llanta, sin manivela y sin frenos– despertaron más curiosidad en una actividad que convocó a unos 3.700 competidores este año.
La admiración y los elogios se los ganó Luis Alfaro, de 20 años, estudiante de mecánica de precisión.
En su monociclo, este vecino de San Rafael de Montes de Oca completó los 158 kilómetros de la competencia de ciclismo recreativo que bordeó el lago Arenal.
“Es la primera vez que lo hago y me dejó un amplio abanico de buenas sensaciones”, dijo Alfaro.
El pedalista explicó que el monociclo obliga a correr a un mismo ritmo toda la competencia: “Se aplica la misma velocidad, no más de tres kilómetros por ahora, para escalar, descender o en plano.
”Esto hace que una carrera de 80 kilómetros, la cual tarda unas dos horas en bicicleta convencional, llega a siete horas en monociclo”, explicó el ciclista.
Alfaro estuvo acompañado en una pequeña parte de la etapa por el niño Ricardo Jiménez, de 12 años, vecino de Desamparados.
Ricardo también demostró destreza y fuerza; pero, por su corta edad, no hizo un recorrido largo.
Unión de familia. La Vuelta al Lago Arenal reunió a muchas familias, entre ellas, cuatro matrimonios que usaron una bicicleta doble, un medio de transporte con dos manivelas, para pedalear juntos.
José González y su esposa, María, vecinos de Moravia, San José, afirmaron que se sienten más unidos como pareja desde que corren en ese tipo de bicicleta.
“Compartimos mucho más. Sentimos que fortalece la unión familiar”, dijeron marido y mujer.
Otra que no ocultó su felicidad fue la estadounidense Kristin Craig, quien hizo un alto en el recorrido, puso a un lado su bicicleta y montó a Pochito , un manso toro enano producto del cruce de las razas cebú y brahman .
Ella disfrutó la montada y hasta simuló pedalear sobre el lomo de Pochito . “El lago y el volcán son únicos”, afirmó Craig.
Ella espera regresar a la próxima la Vuelta de la Asociación de Ciclismo Recreativo de Tilarán.
