Aquella competitividad de décadas atrás dio paso al más puro sentido de un deporte: jugar.
Con 75 años de vida, o más, el baloncesto se convirtió para la selección de maxibaloncesto de Chile en esa inyección de vida y diversión que se necesita para sentirse vivo.
Este grupo de 10 suramericanos, donde Leonel Terán, con 80 abriles, es el mayor, derrotó en dos juegos a Uruguay, adjudicándose la medalla de oro del IX Campeonato Panamericano de Maxibaloncesto, que acaba este sábado en el Gimnasio Nacional.
Vestidos de rojo y blanco, colores de su querida patria, los chilenos vencieron 27-21 y 34-30 a los charrúas en los dos juegos que significaron la final de una división que solo tuvo dos países.
Más, detalles como la rivalidad y el preciado oro ya no son tan preciados en la hoja de ruta de estos hombres, curtidos desde la infancia en el rectángulo que ahora los ve divertirse y sacarle la última gota de sudor a un cuerpo que no se dobla con el paso del tiempo, más bien le sonríe.
"Esto es lindo, vengo acá con mi señora, juego, disfruto, pero sobretodo conozco personas y gano vida", dijo César Duque en el hotel Irazú, donde se hospeda junto a su delegación.
"Acá corremos, conversamos, nos reímos mucho y sentimos la emoción de estar activo y con ganas de seguir, eso es lo lindo, ahhhh, y hacer nuevas amistades y conocer ciudades", añadió el hombre que luce canas y viveza.
Profesor de educación física pensionado, Duque añadió que en la juventud perteneció a la selección juvenil de su país, pero nunca a la mayor.Claro, el ejercicio hizo que se decantara por estudiar y dar clases en lo que le apasiona: el ejercicio.
"Aún trabajo, lo hago en el Colegio Santa María, en un pueblito ubicado 10 kilómetros al oeste de Santiago, llamado Quilicura, que en mapuche significa tres cerros... me gusta guiar a los chicos a que hagan algo que los aleje de los vicios", comentó.
Duque está casado con Luz María Santamaría, ingeniera en informática ya jubilada, pero que, al igual que él, aún trabaja.
Sus dos hijos, Rocío (40 años) y Sebastián (33) ya hicieron vida, así que el hoy campeón, y su compañera de vida, se dedican a viajar, hacer amistades y conocer países por medio del baloncesto.
A la tercera edad, para él, el básquet es vida.