Leonora Jiménez desea mostrar su versión más ruda y quebrar estigmas al competir en La Ruta de los Conquistadores

La modelo costarricense se propuso terminar la exigente carrera de ciclismo de montaña de tres días y demostrar que no es la chica débil que todo lo obtuvo fácil, pues tiene su lado fuerte y competitivo

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La modelo Leonora Jiménez quiere dejar atrás los estigmas que la han perseguido en su vida.

La dueña de las pasarelas, desea demostrar que no es la chica tonta que muchos piensan, que ha vivido rodeada de lujos y que para ella todo ha sido fácil.

Leonora espera mostrar su versión más ruda y su gran compromiso con el deporte al participar en la edición 26 de La Ruta de los Conquistadores, que se realizará del 1.° al 3 de noviembre, saliendo de Jacó, en Garabito, y terminando en Playa Bonita, en Limón.

Está dispuesta a dejar de lado su vida de glamur y no le importará batir barro, llorar de dolor, sudar y, de ser necesario, limpiarse la nariz con su propio uniforme para no darse por vencida y concluir la exigente competencia de ciclismo de montaña de tres días.

Fue hace poco más de dos años cuando empezó a pedalear, detrás de su casa en las montañas de Escazú. Le sobraba coraje y fuerza, pero le faltaba técnica y preparación, pero incluso así disfrutaba del dolor y el cansancio al punto que se convirtió en una manera de vida y aprendizaje, que día a día la cautivó, por lo que ahora no desea dejar de pedalear.

“Empecé de una manera fortuita, pero la persona que da una sola pedaleada se enamora de esta disciplina, es apasionante, te enseña muchísimo y es un aprendizaje constante, no solo en el deporte, sino en la vida. El mountain bike te enseña a conocer tus límites, a dar la milla extra y todas esas enseñanzas las llevé a mi vida y mis empresas. Por eso recomiendo este deporte”, aseguró Jiménez.

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Como toda típica amateur, buscó nuevos retos, ya no se conformó con salir a rodar, sino que empezó a entrenar. Admite que todo lo hacía mal, no tenía una buena alimentación, pero le sobró el coraje. Fue así como participó en 2017 en el evento de 100 km del Rincón de La Vieja, con una bicicleta prestada por la empresa Specialized, alcanzando el segundo lugar en la categoría Máster.

No faltó el escéptico que asegurara que la remolcaron en un carro durante la mayor parte de la competencia y por eso se dejó la segunda posición. Eso no la decepcionó, tampoco que el ciclista José Adrián Bonilla no quisiera entrenarla, pues según Leonora, la veía como una figura más que se metía al deporte en forma irresponsable.

No obstante, debido a su empeño en los entrenamientos, José Adrián cambió de opinión y hoy es su entrenador.

“Cuando entré al ciclismo de montaña lo hice respetando mucho el deporte, a las personas que se dedican a esto. Cada pedaleada que doy la hago con mucho respeto. Sé mis límites y sé hasta donde puedo llegar rompiendo mis propias barreras y tratando de inspirar a otras chicas. Jamás me imaginé estar haciendo esto o ganar una carrera”, expresó Jiménez.

La revancha vino para Leo en 2018. Se presentó de nuevo al 100 km del Rincón de la Vieja en la modalidad Máster y esta vez ganó la prueba y, además, fue tercera en la general élite, por lo que demostró que no fue casualidad o suerte de principiante, sino que todo se debió gracias a la entrega y sacrificio en los entrenamientos, e incluso hasta corrió con un esguince grados dos en el pie derecho.

“Este deporte tiene como base el compromiso para entrenar. Aquellas mujeres que tienen miedo de empezar en el mountain bike, les recomiendo que lo hagan, se motivan. Que practiquen más deporte, que lo tomen en serio. No es cuestión de ganar, es demostrarse a uno mismo que sí se puede yo he tenido que compaginar el velar por mis empresas, los viajes y los entrenamientos y lo logramos”, dijo Jiménez.

Adiós al glamur y llegó La Ruta. Que la tilden de rubia tonta, de chica boba por ser modelo, es precisamente uno de los estigmas que desea dejar de lado Leonora, quien recordó que en una conversación cotidiana de ciclismo, salió a relucir el reto de correr La Ruta de los Conquistadores. Con apenas año y medio de practicar el mountain se lanzó a su mayor: intentar terminar los tres días.

“Este deporte es muy contrapuesto a mi vida que es tan glamorosa. En el ciclismo de montaña te caes te raspas, escupís, te sacas los mocos en media competencia, te orinas en el uniforme para no parar de pedalear. Este deporte es chivísima, es estar en un ambiente tan diferente y que se enseñe a romper tus límites y afrontar los miedos. Superar una caída, o un trayecto muy técnica es parte de la vida también”, expresó Jiménez.

Enfrentar la primera fracción, pasando el parque Carara, ascender por la Pita y terminar los tres días de competencia es la meta de Leonora, quien en los últimos seis meses incrementó sus entrenamientos, levantándose a las 4 a. m. a pedalear, adaptándose a una mejor nutrición y realizando fondos los fines de semana, por lo que ha tratado de realizar la menor cantidad de viajes al exterior por trabajo.

“Desde que conocí a Román (Urbina) me enamoré de ese proyecto que ha tenido una gran proyección internacional. Es una competencia muy exigente y me propuse el reto de terminarla y terminarla bien. Además viene Lance Armstrong, un personaje que admiro mucho a pesar de su pasado, para mí es un titán y será un honor rodar por donde él lo haga también. Es chivísima que una figura de ese calibre compita en La Ruta”, agregó Jiménez.

Leonora ya reconoció parte de La Ruta, tiene claro cuáles son sus mayores retos, dónde va a sufrir, pero considera que igual va a disfrutar de la competencia todo lo que pueda y está a dispuesta a afrontarla y concluirla.

“Mi gran fantasma son las superficies inestables. Nunca he caminado tanto en una competencia, por lo que es el reto a vencer. Todos me han hablado del paso por Carara, pero subir la Pita es muy duro. No le tengo miedo a los animales o la altura o a echarme la bici al hombro en esa parte, confío en los entrenamientos previo”, explicó Jiménez.

La segunda y tercera fracción Leonora también los ha estudiado, con el fin de no llevarse ninguna sorpresa que le impida su objetivo de concluir la carrera.

“En el segundo día lo peor es el zacate que se presenta al inicio, que se pega en la bici y no te permite avanzar. Se sube bastante y tiene descensos muy técnico hasta Turrialba,en los que hay que tener cuidado con una caída. La tercera es la más rápida, pero están los puentes del ferrocarril. Yo no padezco de vértigo, pero dicen que son muy altos y se debe tener cuidado”, reflexionó Jiménez.

En la etapa final de su preparación y a menos de una semana para competir Leonora se siente segura de poder terminar La Ruta. Espera hacer 10 horas el primer día y los dos restantes en menos tiempo. Su meta será concluirla. No le tiene miedo a las caídas.

"Mucha gente me regaña, debido a que por mi trabajo no puedo tener cicatrices o moretones. Cuando era adolescente practiqué karate y llegue a ser cinta negra, pero por el modelaje tuve que priorizar mi carrera. Ahora tengo 30 años y si me van a contratar que lo hagan con chollones o cicatrices. Cada cicatriz es una herida de guerra que me ha demostrado que fui valiente, para volverme a levantar después de una caída. Es chiva tenerlas”, finalizó Jiménez.