1 ¿Cómo comenzó su carrera en paraciclismo?
–Desde muy joven estuve involucrado con el deporte; siempre fui ciclista. Hace tres años tuve un accidente y me tuvieron que amputar las dos manos. En ese momento estaba complicado volver a la bicicleta. Luego encontré al Comité Paralímpico. Gracias a ellos descubrí que se le puede hacer una adaptación al vehículo para gente como yo.
2 ¿Explique la modificación del vehículo?
–La manivela es lo que cambia; el resto es convencional. La bici tiene un par de orificios donde meto los brazos y ahí puedo frenar y cambiar la dirección.
3 ¿Qué lo motivó a volver al deporte?
–En el momento en el que adquirí la discapacidad, el deporte fue una salida para volver a sentirme útil. También debo reconocer el apoyo de mi amigo Daniel Sánchez. Él me visitó en el hospital y fue como un psicólogo. Además, me introdujo al paraciclismo. Él, junto a mi familia, son las personas que siempre han estado ahí, en las buenas y en las malas, que hoy ya no son tan malas.
4 ¿Describa la primera vez que se subió a la bicicleta modificada?
–Tenía miedo de caer. Modifiqué la bicicleta durante un mes completo. Incluso practicaba en el polideportivo en la madrugada para poder adquirir la confianza; luego en la calle y cuando me di cuenta, estaba ahí, en la pista, en una competencia. Eso sí, mi actitud siempre fue positiva. El peor obstáculo para cualquier persona son las barreras personales.
5 ¿Cuál ha sido su mejor experiencia en un torneo internacional?
–En el mundial de Dinamarca, en el 2011, iba junto al pelotón pero choqué con unos adoquines y me caí. Fue horrible. Los ayudantes me levantaron y me limpiaron la sangre y me preguntaron que si quería terminar la carrera. Obviamente la terminé. Eso, para mí, fue como ganar la carrera; no necesitaba otra cosa.