Para encaminar su travesía a los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, las hermanas Andrea y Noelia Vargas han tenido que cambiar su estrategia, debido a la pandemia de la covid-19, con el fin de alcanzar sus objetivos.
Debido al confinamiento por el coronavirus, las atletas, de la mano de su madre y entrenadora Dixiana Mena, se las han ingeniado para reinventarse en sus prácticas y continuar con la meta anhelada, haciendo a un lado los obstáculos que se les han presentado tras la posposición de la olimpiada, en una atípica temporada.
Andrea, ya clasificada en los 100 metros vallas, volvió a entrenar como lo hacía en natal Puriscal, aunque ahora vive en Oregón, Estados Unidos. Regreso a entrenar en la calle, está vez cerca de su hogar, en un sector que tiene un ligero ascenso, buscando fortalecer ciertos aspectos técnicos.
Noelia, quien busca mantenerse entre las primeras 60 del ranquin mundial de la Federación Internacional de Atletismo en los 20 km y realizar la marca mínima (1:31:00), intensificó su etapa de gimnasio para fortalecer la potencia y ejecuta trabajos específicos en una piscina plegable, con el fin de realizar la recuperación, luego de los entrenamientos para evitar las lesiones.
Además su familia compró un termómetro para estar midiendo su temperatura corporal, antes de los entrenamientos en calle que realizan en las madrugadas.
La mayor de las Vargas empezó entrenando en una pista universitario sin mayores contratiempos y en su calendario de competiciones estaba participar en la Liga de Diamantes en Europa, hasta que la pandemia cambió todo el panorama y se cancelaron los Juegos de Tokio.
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“Cuando dieron el aviso de la cancelación de los Juegos me sentí aliviada, pues se manejaba mucho estrés de tener que entrenar, saber que debes de rendir y está el peligro de ser contagiada. Ahora lo importante es continuar con los entrenamientos, prepararme mejor y aprovechar las oportunidades en futuros eventos”, indicó Andrea.
Calle y piscina. La campeona panamericana de Lima 2019 confesó que al estar en casa comparte más con su hija Avril, con la cual aprendió a hornear galletas y le han tomado el gusto a la repostería, claro, sin olvidar los entrenamientos, mientras su esposo, David Jiménez, trabaja desde la casa.
“En una de las visitas de mami manejamos algunos sitios para entrenar en caso que se dieran algunos contratiempos. Al cerrarse las pistas por la pandemia, una opción era una calle con una pequeña pendiente, por mi casa, que es poco transitada. Empezamos a trabajar allí y continuamos perfeccionado la técnica del pasaje de las vallas. Nos fuimos adaptando sin problema, porque en Puriscal entrenaba en una acera que tenía un declive. Hay que adaptarse, buscar soluciones”, explicó Andrea.
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La situación con Noelia es un poco más compleja, pues debe darse una mayor planificación por su tipo de su prueba, que es de resistencia, y porque debe realizar aún la marca mínima o bien continuar mejorando su tiempo para seguir entre las 60 del escalafón mundial.
“Comenzamos la pretemporada con Noelia porque hemos planificado para un año de trabajo. Será sesiones de entreno más fuertes, porque hemos llegado a ese momento de no tener miedo al entrenamiento fuerte. Para este proceso que iniciamos, estamos tomando en cuenta la situación del covid-19. Ya contamos con tiene piscina plegable en casa para que la utilice después de los entrenamientos”, añadió la madre y entrenadora Dixiana Mena.
Debido al coronavirus han vuelto a entrenar temprano, incluso en las madrugadas para evitar el contacto con las demás personas. Además empezaron trabajo de gimnasio adaptándola a las condiciones que tienen en casa con el fin de no detenerse en sus aspiraciones olímpicas.
“Será una temporada muy larga, nos vamos a preparar bien para alcanzar los objetivos, pero no vamos a tener prisa. Nunca hemos hecho una temporada tan amplia, pero lo importante es que a Noelia no le falte nada, no se exponga. Ella debe este fuerte mental y físicamente preparada para cuando llegué el tiempo de competir. Debemos ser inteligentes, adaptarnos y seguir adelante”, reiteró Mena.