La frustrada maratón en Tokio pone a corredores de Costa Rica en una encrucijada 

Disputar esta carrera es una de las metas de los maratonistas, pero la propagación del coronavirus obligó a suspenderla este año para los atletas aficionados, es decir, para 38.000 personas 

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Apenas dos semanas antes de disputarse la Maratón de Tokio, 38.000 personas recibieron la noticia que ningún corredor desea: la competencia se cancela para aficionados debido al coronavirus.

Entre esos atletas había varios costarricenses, quienes se vieron en una encrucijada para decidir varias cosas. Lo primero fue si de igual forma hacen el viaje, valorar el tema económico, elegir otra maratón para no perder el proceso y, finalmente, pensar en la posibilidad de hacer la carrera en 2021.

Esto último es posible porque la organización les respeta el espacio, que por cierto, cuesta mucho conseguir. Sin embargo, no les reembolsan el dinero y deben pagar la inscripción nuevamente.

Aunque ese parece el problema menor, hacer Tokio es una prioridad para los maratonistas, sobre todo para quienes buscan las Seis Majors, que son las carreras de 42 kilómetros más importantes del mundo (Tokio, Boston, Chicago, Nueva York, Londres y Berlín).

"Son sentimientos encontrados, porque uno entiende y parece prudente, pero por el otro lado se lleva un año planeando con emoción todo, mentalizado en el viaje y la carrera", comentó Alejandro Gutiérrez, quien tenía pensado hacer la travesía con su novia, Mariel Montealegre.

Gutiérrez, además entrenador en el equipo Umbali Running, tenía claro su decisión de suspender el viaje, pues su prioridad es correr. Aunado a eso, sí logró cancelar varios rubros y cambiar el destino del tiquete.

Pero esa opción no estaba para todos, porque al hacerlo con agencia de viaje es diferente.

Marco Vargas, dueño de la agencia Marathon Tours, explicó que al tratarse de un motivo de fuerza mayor, el contrato expresa la imposibilidad para hacer reembolsos.

De los 22 clientes iniciales (12 corredores y 10 acompañantes) finalmente viajarán 15, mientras otros siete declinaron.

Vargas asegura que el resto de actividades separadas a la maratón se mantienen durante los diez días previstos.

En cuanto al coronavirus asegura estar tomando los cuidados básicos, entre ellos el uso de máscara, la cual llevarán desde Costa Rica.

“Les hemos brindado material de apoyo sobre las medidas a tomar para prevenir. También les propuse subir la póliza de seguro, una muy buena, esperando que no pase nada, pero es mejor”, explicó.

Dentro de las personas que sí irán está Andrea Jaikel, corredora de Hypoxic, y quien se ganó el campo para Tokio mediante la rifa. Ella compró el boleto por aparte, pero los hoteles y tours los hizo con esta agencia.

“Al inicio pensaba en no ir por la parte del coronavirus, porque me da mucho miedo, pero he leído que la probabilidad es baja y poniéndolo un poquito en perspectiva los que vamos no estamos en población de riesgo. También hablé con personas que viven en Tokio a ver cómo está todo”, mencionó Jaikel.

El lunes anterior, cuando se suspendió la maratón, se reportaban 65 casos de personas infectadas en ese país, además de 600 ocupantes de un crucero en cuarentena, de los cuales murieron dos.

La pérdida de dinero es uno de los principales motivos para aprovechar el viaje aunque no haya carrera. Eso lo pensó también José Jerez, atleta de Runners Team.

Sin embargo, al viajar solo, decidió cancelar el plan y logró suspender el hospedaje de sus hoteles sin penalización.

Otra historia fue con el tiquete aéreo, pues Aeroméxico le explicó que la única opción era viajar a otro destino de Asia antes de julio. Algo no viable para él, pues su prioridad era buscar un lugar donde pudiera hacer maratón.

Finalmente eligió Charleston, en Carolina del Sur, Estados Unidos, donde correrá el próximo 4 de abril.

"Es un gasto doble porque no me cambian el tiquete para ir a Estados Unidos, pero quiero clasificar a Boston y esa me pareció una buena opción", expresó.

Alejandro Gutiérrez también optó por una maratón en Estados Unidos. En este caso, la Napa Valley Marathon, justamente el mismo 1.° de marzo en la que estaba programada Tokio.