Managua, Nicaragua. Primero fue el padre Andrés Sancho, después su hijo Julián y ahora el turno les tocó a Ignacio y Sebastián. Ellos mantienen el legado y las preseas para Costa Rica en la disciplina del yudo.
Este jueves, Ignacio logró la presea de oro en los Juegos Centroamericanos de Managua 2017 al vencer al panameño Rónald González por Ippon (derribar al rival, quien golpeó toda la espalda en el suelo) y ganó automáticamente en la categoría de -66 kilos.
Su hermano Sebastián, en -60 kilos, se vio sorprendido por el guatemalteco Julio Molina, quien lo venció también por Ippon y le dejó con la presea de plata.
Mientras Ignacio externaba su felicidad por el primer lugar, Sebastián no podía ocultar su desazón por la derrota, en una pelea que controlaba e incluso iba ganando.
“Es el primer campeonato del ciclo olímpico, significa mucho para mí, es el primer paso y ahora vienen los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla. El ciclo anterior fue difícil, llevamos mucho palo, pero todo sacrificio tiene su esfuerzo. Ahora estamos entrenando en Japón y en estos últimos tres años he aprendido mucho y he sentido la diferencia en mi yudo”, aseguró el mayor de los Sancho.
Ignacio recordó que desde el 5 de diciembre está en Tokio, Japón, estudiando en una universidad, donde también entrena junto a su hermano Julián, pero quien no pudo participar al lesionarse mientras entrenaba, por lo lo que quedó fuera de las justas.
“Por la experiencia de los últimos años, es bueno ir paso a paso. Pasaron los Centroamericanos y ahora vamos a los Centroamericanos y del Caribe donde estamos clasificados. En Japón aprendí de ellos a ser más explosivo, tienen buenos agarres y hacemos luchas que asemejan a las competencias por más de una hora”, agregó Sancho.
Ignacio también se mostró orgulloso de los logros de su familia, pues asegura que el éxito se debe a la unión de su núcleo familiar, pues todos son parte del yudo.
“Gran parte de la clave de nuestros éxitos sin duda es la familia, por ejemplo mi hermano Sebastián que hoy quedó de segundo y mi hermano Julián, quien lamentablemente no pudo participar por la lesión, mi otro hermano quien labora en aspectos administrativos y mi madre Geoconda Chinchilla. Todos vivimos el yudo”, aseguró Ignacio de 25 años.
Por su parte, Sebastián no podía disimular su enojo por la derrota, la seriedad de su rostro lo delataba.
“Tenía en mente la medalla de oro porque tenía mucho tiempo trabajando para ello, pero cuesta asimilar la derrota. Ahora no queda más que esforzarse para cambiar esa plata por oro en las próximas competencias. Llevaba la pelea controlada, pero me descuidé, por lo que no queda más que esforzarme para poder estar en el podio en los Centroamericanos o el Panamericano de yudo del otro año en el país”, aseveró el menor de los Sancho, de 19 años.