El dolor hoy es el eterno compañero del ciclista Henry Raabe. Es una sensación que quema, un hormigueo continúo que incomoda, en la parte derecha de su cuerpo, que incluso la más leve brisa fría se vuelve insoportable para él.
Después de su accidente hace poco más de dos años en la Vuelta a San Carlos, donde sufrió una fuerte caída y se fracturó el cráneo, Raabe perdió parte de la movilidad en el brazo y en la pierna derecha. Sufre además permanentemente de dolor neuropático central, debido a daños en el cerebro después de su caída. Es por ello que es increíble verlo subirse y pedalear en su bicicleta.
Henry tomó el jueves la partida en el Trans Costa Rica, una competencia de ciclismo de montaña de 210 kilómetros, divididos en cuatro etapas por un terreno quebrado con descensos vertiginosos y pendientes de un nivel complicado. No obstante, al final del día logró su objetivo de terminar y disfrutar la competencia.
Raabe ya no lucha por los primeros lugares como en la Vuelta a Costa Rica que ganó en dos oportunidades. Por su condición ya no puede plantearle pelea al italiano Tonny Longo, el colombiano Luis Mejía, líderes de la competencia, o al nacional Federico Lico Ramírez.
Henry va a su ritmo, a lo que su cuerpo le da. Se exige, toma los descensos con precaución y trata de acelerar cuando sus fuerzas se lo permiten. Él es su principal adversario. Su rival a vencer es a sí mismo.
En la primera largada que ganó Mejía con un tiempo de 2 horas 16 minutos y tres segundos (2:16:03), Raabe terminó de último con 8:26:14; es decir a seis horas 10 minutos y 11 segundos del colombiano.
La segunda largada, este viernes, una cronescalada de 14 km fue para el español Josep Betalú (ARPO BMC) con 56:41, seguido de Mejía con 58:22 y Longo con 59:06. En damas la colombiana Ángela Parra volvió a dejarse la victoria para dominar su categoría. Los escarabajos Mejía y Parra continúan como líderes.
Respirando en forma agitada, aferrado a su bicicleta, enfundado en su uniforme azul con el nombre en el pecho, Raabe lucha día día con su discapacidad. La vida le ha deparado duros retos: a principios del 2015 fue diagnosticado con cáncer linfático, por lo que le extirparon el bazo, la vesícula biliar y fue sometido a quimioterapia para salvarle la vida. Sin duda es un guerrero.
“Competir me ayuda a mejorar mi estado de ánimo. Me ayuda a despejarme del dolor, porque montando en bicicleta se me olvida la discapacidad. Es como cambiar el chip. El dolor neuropático no tiene cura, pero correr me ayuda a tener mejor calidad de vida. Aunque no desaparece (el dolor) uno se va acostumbrando y se alivia gracias a un neoroestimulador que me implantaron y los medicamentos”, expresó Raabe.
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La carrera en punta es tema del italiano Longo y los escarabajos Mejía y John Jairo Botero, mientras el nacional Lico Ramírez les planta pelea. Atrás todos reconocen el esfuerzo el Cañonero del Irazú, como alguna vez le llamó el narrador de Columbia Rodolfo Méndez, tras sus grandes actuaciones en el giro a la tica.
“Voy con una tónica diferente, tratar de disfrutarla, de terminarla. Honestamente el cambio ha sido duro; de ser ciclista profesional, de prepararme para eventos grandes a ser ciclista paralímpico. Esa es mi nueva faceta, ahora con la ayuda de Daniel Muñiz, mis patrocinadores Economy, Farmacias Las Catalinas y el Comité Olímpico, quienes confiaron en mí. Estamos enfocados en pelear plazas parea el ciclismo de ruta paralímpico”, admitió Raabe.
La primera largada tuvo un fuerte calor al principio y al final un torrencial aguacero sorprendió a los últimos pedalistas del evento. Incluso Henry y su amigo y cooequipero Carlos Arias se detuvieron a ayudar a un piloto de la organización, cuyo cuadraciclo se quedó pegado en el barro durante la primera largada entre Poás de Alajuela y Finca Doka, en Sabanilla de Alajuela.
“Muy contento y agradecido con Dios. El ciclismo de montaña es bastante duro, pero los pasajes por donde pasamos los disfrutábamos mucho, había ascensos bastante técnicos que tenían lo suyo. A pesar de terminar el día cansado uno disfruta bastante y todo salió bien. La idea es aprovechar todo lo que nos brinda este deporte".
Pero el ciclista cartaginés no solo debe pensar en llegar a tiempo, también debe dosificarse, porque el medicamento que toma por la mañana, para mitigar el dolor de su dolencia, poco a poco pierde el efecto con el pasar de las horas.
“Una de las ventajas de andar en bicicleta es que me ayuda a soportar el dolor un poco mejor y a la vez lo disfruto, me ayuda a olvidarme. Por las horas pedaleando el dolor aumenta un poco, debido a que el efecto del medicamento va pasando, pero es parte de lo que vivimos y aprendí a sobrellevarlo”, manifestó Raabe.
El día ha terminado, el pedalista llega a la meta a tiempo entre los aplausos de los amigos y algunos fiebres que esperan al último de la carrera. La mayoría de los toldos de los patrocinadores han sido retirados y solo queda descansar para partir al día siguiente.
“No me siento como un ejemplo a seguir. Todos tenemos nuestro lado luchador. Es cierto que hacemos algo de lo que la gente se siente identificada, pero simplemente hacemos lo que nos gusta. Hoy estamos presente en una carrera de nivel internacional muy dura, pero donde demostramos que podemos hacerla a nuestro ritmo y disfrutarla al mismo tiempo”, puntualizó Raabe.
La tercera jornada será este sábado con un trayecto entre Santa Ana, Mora, Tabarcia, Picagres y la Universidad para la Paz, para 63 km, y el domingo concluirá con un trazado entre Turrucarres de Alajuela, Finca Pinto, Naranjo, Espíritu Santo, redondel de Toros de Palmares, para 63 km.
En total participan 359 corredores divididos en las categorías élite masculino y femenino, máster y Sub 23.