La vida del arquitecto Enrico Moreno transcurría entre lujos y dinero, sin duda era un hombre de éxito y tenía todo lo que había deseado.
Sin embargo, para este argentino de nacimiento y entonces residente en los Estados Unidos, todo cambió hace una década, cuando acudió a un examen de rutina en un hospital y le diagnosticaron cáncer de colon.
Tenía dos tumores y los especialistas no le dieron esperanzas de sobrevivir. Entonces decidió empezar una lucha para demostrar que nada es imposible y que teniendo fe en Dios cualquier cosa se puede lograr.
En la última edición del Guanaride, que se corrió la semana anterior en Guanacaste, Moreno logró el segundo lugar en la categoría Master D, compitiendo con intensidad y dejando todo su esfuerzo en cada una de las tres etapas para convertirse en un ejemplo de superación y competitividad.
"Yo nací en Argentina pero estudie en arquitectura en Florencia, Italia, donde viví antes de residir en Estados Unidos. Allí tuve la suerte de trabajar para celebridades como los cantantes Gloria Estefan y Ricky Martin, la verdad me iba muy bien en la parte económica", recordó Moreno.
"Sin embargo hace 10 años me sentí mal y acudí a un centro médico. Allí los médicos me examinaron y me detectaron un sangrado interno y fue cuando encontraron dos tumores en el colon. Mi vida empezó a ser muy trágica con sesiones de quimioterapia y radiación para intentar frenar la enfermedad, pero aún con todo el tratamiento los médicos me dijeron que no tenían más como ayudarme, que iba a morir", contó Enrico mientras que se quebraba la voz.
Moreno confesó que entonces se encomendó a Dios y juró que de curarse ayudaría a aquellas personas que estaban en su condición, que trataría de impulsarlas a no desfallecer e igual apoyaría a sus familias en todo lo que pudiera.
"Decidí cambiar, no sé si era egoísta o una mala persona, pero desde hace 10 años y cuatro meses mi vida es otra. Ahora trato de ayudar a aquellos que están pasando lo mismo que yo. Tengo dos empresas (Happy Ride y Buenos Aromas), con ellas colaboro en una fundación mundial para personas con cáncer que están necesitando ayuda. Somos sin fines de lucro y tampoco hacemos campañas de recolectas, nuestro ideal es colaborar en todo lo que podemos".
El ciclismo como terapia. Enrico recordó que su pasión por el ciclismo de montaña nació tras salir del hospital donde estaba internando, pues fue una manera de encontrar sanación tras el duro momento que pasó.
"Durante casi seis meses pasé en silla de ruedas tras pasar la quimioterapia, luego durante los siguientes tres años apenas y podía caminar. Unos amigos me motivaron a practicar el ciclismo de montaña y esto me ayudó muchísimo a limpiar mi organismo, porque uno convive con la naturaleza y no hay contaminación en el aire. Es totalmente diferente, el cletear me ayudó a superar el cáncer", confesó Moreno.
"Hace siete años vine al país a impartir un profesorado de yoga en Nosara y tras recorrerlo decidí quedarme a vivir acá. Costa Rica es un maravilloso, con cosas muy bellas y con hermosas montañas para practicar el ciclismo de montaña", añadió el arquitecto de 54 años.
Moreno subrayó que las personas aprenden de las enseñanzas que le deja la vida y en su caso hoy más que nunca tiene claro que la salud debe estar por encima de todo.
"Nos enfermamos por tener una vida agitada y olvidarnos de Dios, mientras lo realmente importante que es la familia y la paz interior. Mientras pueda voy a continuar pedaleando en competencias y otras actividades para recaudar fondos para la fundación, con el fin de darle una esperanza a la gente que lo necesita", sentenció Enrico.