El camino de los Warriors para volver a una final de conferencia (39 años) ha sido largo y tortuoso. Malas administraciones y estrellas que no cumplieron precedieron a la conjunción del coach Steve Kerr y el MVP Stephen Curry para crear a este gran favorito al título de la NBA. Y el trecho aún no acaba.
La próxima parada pasa por unos subrespetados Rockets que mostraron toda su combatividad y valor al eliminar a los Clippers tras ir perdiendo 3-1 en las semifinales.
Golden State, movido por el mejor dúo triplero de la liga (Curry y Klay Thompson), llega como escogido en toda casa de apuestas, merced a sus atestados: el de más victorias, la mejor ofensiva, y el de mayor diferencial (entre puntos anotados y recibidos) tanto en la campaña como en estos play-off .
Al frente, un conjunto de Houston que sobrevivió a las lesiones para ser segundo en el duro Oeste y se ha inspirado en el momento justo: el equipo de más puntos en la postemporada cuenta con un perímetro ardiente en la barba de James Harden, una pintura poderosa en el líder reboteador Dwight Howard y el convencimiento de que tiene una cita con el destino en el arribo a su primera final en 18 años.
Pero los Warriors, que barrieron en los cuatro juegos de la campaña a los Rockets, tienen a su favor la casa y el factor cansancio: desde el viernes esperan las finales mientras que el rival tuvo menos de dos días para descansar y trasladarse a San Francisco para jugar hoy.
En sí, la serie pinta para una fiesta animada por Curry y Harden, los líderes en puntos entre quienes siguen vivos.