Lima. Perú. Sonriente, sin negarse a dar un autógrafo o tomarse una fotografía con sus fans, así es el jeque de Catar, Nasser Al Attiyah, doble campeón del Rally DaKar en sus ediciones del 2011 y 2015.
El piloto que ganó 25 etapas del competitivo rali y es primo hermano del Emir de Catar, a grandes rasgos se presenta como un hombre normal, sin exagerada comitiva de seguridad a la vista, más allá de los guardaespaldas que le proporciona su escudería, Toyota Red Bull, aunque es vigilado muy de cerca por un grupo especial que no se deja ver o notar.
Dispuesto a ganar por tercera ocasión el Dakar, que arranca este sábado 6 de enero a las 8 a. m., Al Attiyah es un piloto respetado, ganador 10 veces del Campeonato de Oriente Medio, con una gran habilidad para conducir por las dunas, terreno fértil para sus principales victorias
Pantalón corto, camiseta y gorra azul de sus patrocinadores y lentes oscuros, el catarí trata de pasar desapercibido, ser uno más entre los pilotos, dejando atrás su vestimenta tradicional. No obstante, el color de su piel y su acento, le hacen inconfundible ante aficionados y la prensa en general.
Escucha las consultas de la prensa con cuidado, responde las inquietudes, pero al mismo tiempo no faltan las bromas y las risas. Conversa con las personas a su alrededor como André Villas-Boas y otros pilotos. No se siente favorito, sabe lo complicado que es Dakar y su última experiencia no fue la mejor, pues tuvo que abandonar la competencia en 2016.
"Las primeras etapas creo que me pueden beneficiar porque son en el desierto, en las dunas. Es por eso que creo que son claves las primeras jornadas en Perú. Estamos listos para partir y esperamos hacer una buena carrera”, admitió el jeque.
El catarí no solo ha destacado en el automovilismo, pues además participó en la disciplina del tiro olímpico en las olimpiadas de Atlanta 1996, Sydney 2000, Atenas 2004 y Beijing 2008. En Australia terminó sexto y cuarto en Grecia.
Sin embargo, Al Attiyah aseguró que el tiro es un hobby y de momento más que dedicarse a la política se concentra en los negocios familiares, la empresa Barwa, un complejo financiero que engloba 40 compañías y por supuesto a los ralies, los cuales considera su profesión.
“Ese es el jeque. Ese es el príncipe”, eran frases comunes que se escuchaban entre los fans, quienes tomaban sus celulares para fotografiarse o pedían que les autografiará una camiseta que llevaban puestas.
Una vez que terminó la conferencia en general aceptó las preguntas de otros medios, en un espacio más reducido: Posteriormente participó en una sesión de firmas de autógrafos con los fiebres de los motores, con los cuales intercambió algunas palabras y no dejó el buen humor a pesar del calor y el polvo, su hábitad natural en los ralis.
"La segunda etapa es la más complicada (un circuito en la localidad de Pisco, en el desierto de 284 km). Es por eso que ya tenemos una estrategia planificada para tratar de estar siempre adelante. Vamos a esperar, a ver cómo se da la carrera para conocer cómo se comportan los rivales“, advirtió Al Attiyah al consultarle sobre cómo enfrentar las primeras largadas del Dakar.
Finalmente, dos horas después de iniciada la actividad se retiró, no sin antes tomarse las últimas fotografías, está vez con varios periodistas y miembros de la organización que se los solicitaron. Se marchó escoltado por dos guardaespaldas, incluso después del técnico portugués André Villas-Boas, su compañero de equipo.