Siete ciclistas costarricenses se enfrentaron a la dureza de la renombrada competencia de ciclismo de montaña Cape Epic, la cual finalizó el fin de semana anterior en Sudáfrica, donde se realiza cada año. En este evento se compite por parejas, las cuales deben permanecer juntos durante todo el recorrido.
Los nacionales fueron Natalia Navarro (ciclista élite y campeona centroamericana de contrarreloj), quien completó los ocho días de carrera junto a Heiner Mora, del equipo Los Sueños Cape Healthcare-CBZ; también estuvieron Cristel Espinoza y Alejandro Blanco (CBZ Asfaltos), así como Carlos Alvarado y Jose Montalto (Smashit-CBZ Asfaltos). Además de Juan Carlos Herrera, quien estuvo al lado de la guatemalteca Andrea de Silvestris (Banco Industrial-Hino-7C).
Navarro describe esta competencia como la “más prestigiosa” del mundo y eso lo notaron desde el primer minuto, cuando estuvieron al lado de campeones mundiales y sintieron el nivel de organización, sobre todo cuando ella y Mora se pusieron de líderes, haciendo historia para Costa Rica y Centroamérica, pues ninguna pareja lo había conseguido.
“La Cape Epic reúne a los ciclista profesionales más importantes del MTB y además es la carrera más dura del ciclismo de montaña por su topografía. Es llamada el Tour de Francia del MTB por todo lo que la rodea, el tipo de ciclista que llega, la dureza de la carrera y la organización que tiene”.
Mora y Navarro culminaron en la posición siete de su categoría (parejas mixtas) y aunque estuvieron peleando por los primeros lugares, una gastritis severa de Navarro durante varios días les impidió seguir con ese objetivo. Por su parte, Cristel Espinoza debió retirarse debido a un virus estomacal; ella y Blanco también estuvieron disputando en lo alto de la clasificación, incluso ganando una etapa.
Por su parte, Montalto y Alvarado culminaron en el puesto 40 de su categoría (masculina). La pareja conformada por el tico Herrera y la guatemalteca de Silvestris culminaron en la casilla 22.
Para los costarricenses fue una experiencia incluso fuera de lo normal, sobre todo cuando se convirtieron en protagonistas.
“Estar ahí fue una experiencia única, la organización impecable, desde profesionales hasta amateur. Cuando nos pusimos de líderes nos llamaban por aparte al corral, teníamos que hacer como un tipo de desfile y nos ponían en la primer fila, a la par de campeones mundiales. Fue una experiencia única, el helicóptero lo seguía a uno, las cámaras de televisión... “, describió Navarro.
Eso sí, cada paso significaba un esfuerzo difícil de describir. Cada etapa, contó la pedalista, fue “demasiado dura”, sin oportunidad de descansar, porque debían levantarse a las 4:30 a. m. y estar listos para la salida a las 7 a. m. y pedalear de cinco a siete horas seguidas.
“Al final quedamos de sétimos, pero logramos terminar, y ahí solo terminar es ganar porque el nivel de dureza es muy exigente”, concluyó.