El Giro de Italia es un nombre familiar entre ticos, sobre todo desde que Andrey Amador es recurrente en estas pruebas, pero ¿cómo es la competencia italiana en la división femenina?
Poco se conoce de la Corsa Rosa entre las damas, pero ahí también se codean las mejores del planeta. Una de ellas es la brasileña Clemilda Fernandes.
La experimentada corredora de 40 años se encuentra en el país para competir en la Vuelta Femenina con el equipo costarricense Bike&Go BMC.
Fernandes acumula ocho participaciones en el Giro de Italia, al que define como la meca del ciclismo femenino. Es la única carrera femenina de más una semana de competición.
“Son diez etapas durísimas, prácticamente hacemos la misma montaña que hacen los hombres. Pueden llegar a ser hasta 180 competidoras”, comentó la suramericana.
Fernandes es ficha del equipo Eurotarget-Bianchi-Vittoria, de categoría UCI, máxima del ciclismo femenino de ruta a nivel mundial.
Reconoce que el reconocimiento respecto a los varones es menor, pese a que el nivel es alto. Sin embargo, resalta el profesionalismo que ella misma ha podido palpar desde hace 17 años.
“Es un deporte completamente profesional en todo sentido, desde el control antidopaje, premios, técnicos, masajistas, directores deportivos...”.
Asegura que son pocas las latinoamericanas que pasan por el Giro de Italia, pues abrirse campo hacia el viejo continente es muy difícil.
"Quien tiene un sueño de ser una buena ciclista tiene que irse a Europa. Ahí están las mejores del mundo. Para mí es una satisfacción muy grande estar en el Giro de Italia, porque en Brasil se habla más de fútbol, pero se demuestra que hay otras disciplinas, como sucede acá con Andrey Amador", resaltó.
A diferencia del Giro, en el Tour de Francia solamente hay una etapa dedicada para las mujeres, por eso la competencia italiana se convierte en la más importante.
Visita a Costa Rica. Fernandes está en el país por invitación de Bike&Go BMC , la cual formó un equipo para la Vuelta Femenina, pero tiene la intención de mantenerse y crear otras divisiones.
La brasileña es su mayor refuerzo y además de ayudar a este nuevo conjunto, tiene la intención de sumar puntos UCI para clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Ella ya estuvo en tres justas olímpicas. En Pekín 2008, con una posición 51 en la prueba de ruta, para Londres 2012 alcanzó el puesto 18 en la contrarreloj individual, y en Río 2016 se quedó en la casilla 54 en ruta.
Su intención ahora, en la que sería su última olimpiada, es buscar una medalla, pero por ahora se concentra en sellar el boleto.
Por eso no solo correrá la Vuelta, también estuvo en las clásicas previas (de categoría UCI 1.2), que son puntuables para el ranquin mundial.
En la clásica CRC 506, el lunes, culminó sexta y en Clásica Esencial de este martes fue octava.
Según comentó, estuvo cerca del podio en la segunda, pero se perdió en el trazo final de la carrera, por mala señalización.
Pese a eso, agregó algunas unidades, pues suman los primeros diez lugares.
“En la llegada había que doblar y seguí directo. No me avisaron. Hablé con la organización como una crítica constructiva para mejorar el ciclismo. Pero estoy muy feliz de estar compitiendo aquí. Espero lograr una victoria en la Vuelta Femenina”, finalizó.