Boxeador Francisco Fonseca cumplió promesa de construir iglesia en la comunidad de sus padres

El joven de 24 años compró lo necesario con el dinero que ganó en su primera pelea por un título mundial

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Transportando sacos de arena, cemento, madera y cerámica en una pequeña lancha, el boxeador Francisco Fonseca cumplió la promesa que le había hecho a Dios, antes de disputar su primera pelea por un título mundial: construir una iglesia en la comunidad de sus padres y familiares.

Fonseca se fajó por un mes cargando el material, conduciendo la lancha y descargándola junto a familiares y amigos de la comunidad de La Rosita, en Puerto Cabezas de Nicaragua, ubicada a 480 kilómetros de Managua y donde solo se puede llegar vía fluvial.

Francisco, quien desde niño se trasladó a Costa Rica junto a sus padres y hermanos para vivir en San Ramón de Alajuela, donde creció cogiendo café, pudo cumplir con su promesa tras disputar el título mundial de las 130 libras de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) frente al estadounidense Gervonta Davis, que perdió en una controversial decisión. El combate fue el 26 de agosto del 2017, en Las Vegas, Estados Unidos.

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“Le agradezco a Dios por todas las bendiciones que me ha dado. Esa (construcción de la iglesia) fue mi primera inversión, tras ganar un poquito de dinero al pelear por un título mundial. Compramos el terreno y los materiales y la comunidad puso la mano de obra. Solo se pagaron tres o cuatro personas que estaban encargadas de dirigir la construcción”, confesó Fonseca.

El boxeador comentó que la obra se inició durante el período de vacaciones, el cual tomó a principios de año para cooperar en todo lo que pudo y no solo aportar el dinero.

“El jalar material era complicado. Fueron más de 80 viajes en el bote. Fue supercansado porque nos levantábamos a las 4:30 de la madrugada a cargar la lancha. Solo podía trasladar 20 sacos de cemento o arena y después el resto de los materiales. Como debíamos trasladar todo río arriba, cada viaje duraba como 25 minutos. No fue sencillo”, explicó Fonseca.

Al boxeador no solo le tocó cargar la lancha, sino incluso conducirla, recordando que cuando era niño acompañaba a su padre a realizar diversas diligencias de sus vecinos.

“Quise poner mi granito de arena y no solo contribuir con el dinerito. Mi intención no es despilfarrar el dinero que tanto me ha costado ganarme, sino ayudar a personas que lo necesitan. Lo de la iglesia fue una promesa que hice y gracias a Dios pudimos hacerlo, aunque es claro que le faltan algunos detalles cuando me vine como es pintarla”, añadió Fonseca.

Para el pugilista, la mayor motivación fue ver cómo sus vecinos y amigos habían prácticamente concluido la iglesia cuando regresó en agosto. Afirmó que fue un momento muy especial para él, pues sabe del esfuerzo de la comunidad, pues debían laborar en sus trabajos diarios y también en la construcción de la ermita.

“Al entrar a la nueva iglesia fue superlindo. Es cierto que es humilde, pero significa el trabajo de toda la comunidad. Sinceramente sentí la presencia de Dios ese día. Hicimos una oración, me acordé de mis padres y mis amigos. Ahora las personas que viven en La Rosita tienen un mejor lugar para ir a misa”, manifestó Fonseca.

Francisco afirmó que siempre ha puesto en manos de Dios su carrera deportiva, por lo que confía en lograr el sueño de alcanzar por fin su título mundial, este 15 de diciembre, cuando enfrente al estadounidense Tevin Farmer por el cetro superpluma de la FIB, en el mítico Madison Square Garden de Nueva York, Estados Unidos, en la velada donde Saúl Canelo Álvarez se mida con Rocky Fielding.

“Siempre he querido darles lo mejor a mis viejitos. Quiero darles una vejez de reyes y que no les falte nada. Ellos son mi mayor motivación. Ahora tengo la oportunidad de pelear por un título mundial y más adelante espero medirme de nuevo a Gervonta Davis, porque está esa espinita, por la forma en que me ganó la primera vez”, puntualizó Fonseca.