La pandemia de la covid-19 había echado por la borda los proyectos del beisbolista costarricense Jake Pérez, quien se encontraba en República Dominicana en un campo de entrenamiento, buscando la oportunidad de convencer a algún scout de las Grandes Ligas y tener la oportunidad de firmar para una organización.
El nacional de 20 años y quien tenía poco más de un año forjando su sueño, estaba listo para regresar a Costa Rica cuando recibió la motivación de una leyenda del béisbol mundial y dominicana, como lo es David Big Papi Ortiz, expelotero de los Medias Rojas de Boston, quien tras conocer sus intenciones, habló con él y le insistió que tenía las condiciones de llegar a jugar en el mejor béisbol del mundo.
Aquel mensaje caló en el tico, quien no se rindió y continuó entrenando fuerte. Semanas después visores de los Padres de San Diego lo observaron una vez más y decidieron darle una oportunidad y firmarlo para su institución, dando el primer paso para su ilusión de ser el primer tico en las Grandes Ligas.
“Big Papi habló conmigo en Dominicana, me dijo que no me rindiera que siguiera adelante. Fue una parte fundamental para que yo lograra mi firma con los Padres. Mi jugador favorito actualmente es el puertorriqueño Javier Báez, de los Cachorros de Chicago, pero el Big Papi cuando estaba en su mejor momento me gustaba verlo jugar”, comentó Pérez, quien se encuentra en el país de vacaciones.
Jake ya había hablado con su madre, las condiciones en las cuales se encontraba en Dominicana lo habían hecho reflexionar y abandonar su sueño, pero el consejo de la leyenda dominicana le devolvió la ilusión.
“Cuando estaba a punto de rendirme, porque en aquel momento los complejos en Dominicana estaban cerrados y no se sabía qué iba a pasar, él habló conmigo, me dijo que no lo hiciera (regresar a Costa Rica), que tenía un talento que debía demostrarse. Fue fundamental porque me ayudó en la parte emocional”, aseguró el joven de 20 años.
El paracortos confesó que nunca había conversado con David Ortiz y solo lo había visto porque llegaba a observar a su hijo que entrenaba en una academia junto a la de él. Fue su agente quien habló con Big Papi, y le contó su historia y fue la estrella del béisbol mundial quien se acercó al nacional.
“Ortiz llegó un día donde estaba entrenando y me llamó aparte, lo cual me extrañó. Aquello fue como un sueño hecho realidad, conocer al Big Papi. Era algo de otro nivel. Me explicó que conocía lo que estaba pasando y me contó que para él tampoco las cosas fueron fáciles y que el béisbol era un deporte muy complicado. Me aconsejó, me impulsó que siguiera adelante, que no me rindiera y así fue. Cómo dije, sus consejos fueron fundamentales”, señaló Pérez.
Comer diferente. Otro de los aspectos a los cuales tuvo que acostumbrarse el pelotero nacional fue la alimentación porque a su llegada tuvo que adaptarse a otro menú y condiciones.
“Fue bastante difícil con la comida. Allá se come súper diferente a nosotros los costarricenses, me costó adaptarme. Por ejemplo acá estamos acostumbrados a comer por las noches, arroz, frijoles y carne, mientras lo primero que me dieron allá fue yuca, salchichón o plátano, que allá se le llama mangú. Son cosas a las cuales los locales estaban acostumbrados, pero yo no”, explicó Pérez.
El nacional afirmó que ha vivido momentos complicados, pero todos han sido muy útiles para formar su carácter, debido a que es consciente que aún falta mucho camino por delante para alcanzar su objetivo.
“Conseguir la firma fue el primer paso de muchos que hacen falta. De momento me debo incorporar al complejo de los Padres de San Diego en República Dominicana, en enero. Ahora estoy a la expectativa de lo que me diga el equipo cuando regrese y mis expectativas son jugar en los Estados Unidos el próximo año, aunque sé que todo depende de mi rendimiento. “, sentenció Pérez.