Una pared entrenó a Arturo Rojas, el primer tenista tico que participó en la Copa del Café y que le abrió camino a todos sus compatriotas que han ilusionado a Costa Rica en las 49 ediciones de este torneo de tenis juvenil.
Con 16 años debutó en este torneo que se realiza en el Country Club, y aunque recuerda poco de esa primera edición, sabe que fue el paso para que el tenis se convirtiera en su vida.
Previamente a esa primera participación nunca había tenido un entrenador, sus mayores enseñanzas las había aprendido frente a una pared que le dio la flexibilidad y la técnica para ser uno de los mejores tenistas en el país.
La ubicación de su casa a la par del Tenis Club, le permitía jugar todos los días con sus hermanos cuando era niños y también ser un jugador ocasional.
Como nunca tuvo entrenador, aprendía de los extranjeros que iban a jugar a los torneos que se hacían en el país, y repetía los movimientos que ellos hacían.
Cuando jugó su primera Copa del Café en 1965, ni se imaginaba que este torneo adquiriría tanto prestigio, ni siquiera nadie le dijo que era el primero.
“Para mí no era nada especial, yo solo llegué a jugar, para mí era un torneo más”, admite Rojas.
Hoy se siente orgulloso de llevar ese título de pionero y de las victorias que obtuvo en sus tres participaciones.
Además de ser el primer participante, también fue el primer ganador en esa edición inaugural. Venció al ecuatoriano Guillermo Cano en el Torneo de Naciones, un formato que ya no está vigente en el torneo.
Rojas dice que en esa época, la afición apoyaba montones a los ticos en el tenis, principalmente en la Copa del Café porque era la novedad del momento.
Esto hizo que en su segunda y tercera participación cada partido fuera más memorable, pese a que no logró ganar ningún juego en la llave individual.
El duelo que más recuerda fue una victoria contra un mexicano del desaparecido Torneo de Naciones, ya que fue ante mucho público, y que toda Costa Rica se lo tomó como una revancha de un partido de fútbol que se había perdido 6-0 contra la seleccción azteca.
Después de su última participación en 1967, se fue a estudiar a Estados Unidos con una beca. Allí cursó sicología, y con ese conocimiento dice que a los jugadores actuales les falta el hambre que tenía su generación.
Este hombre aún vive el tenis con la misma pasión que cuando se enfrentaba a una pared.