Iluminado por el juego de luces que se posó sobre él, al cruzar una especie de portada hacia el campo del Santiago Bernabéu, Keylor Navas fue objeto de una ovación total de los miles de merengues que festejaron en su casa La undécima.
Este domingo en la actividad que cerró un día cargado de festejos, Navas fue uno de los últimos en desfilar por la pasarela utilizada para presentar a cada una de las figuras del Real Madrid que conquistaron el sábado la Liga de Campeones de Europa.
Antes de que emergiera su silueta, el presentador describió al tico de la siguiente manera:
“Guardián infranqueable de nuestra portería; los guantes que le dan tranquilidad al madridismo... Pura vida, Keylor Navas...” Y el Bernabéu explotó, como lo hizo minutos después con el capitán Sergio Ramos, quien salió de último cargando la Orejona, y previamente con Cristiano Ronaldo, el mimado.
Vestido de negro total, con el dorsal número uno y con una bufanda blanca en su cuello, el costarricense caminó hacia donde estaba el grueso de compañeros para celebrar el título.
El tico besó el escudo del Madrid y no dejó de saludar a los hinchas apostados en las tribunas.
Posteriormente cuando le tocó hablarle a la afición, el portero nacional fue interrumpido por otra generosa ovación de los seguidores blancos.
Micrófono en mano, Keylor no se salió de su tradicional libreto: “Hoy más que nunca quiero darle gracias a Dios por darme la oportunidad de pertenecer a este club, hoy estoy cumpliendo un sueño de niño; me lo imaginé muy diferente pero esto (ganar la Champions) es mejor de lo que uno puede imaginar. Quiero agradecer a mi familia y a todos mis compañeros; a la afición que me ha dado el cariño para levantarme día a día para dar lo mejor por este club. No puedo decir nada más que... Pura Vida y Hala Madrid”.
El acto en el estadio merengue culminó una jornada maratónica para Navas y el resto de jugadores del Madrid que empezó justamente en el vestuario del San Siro.
Prácticamente, los futbolistas no durmieron pues salieron a las cuatro de la mañana de Italia, aterrizaron en Madrid a las seis y desde ahí no pararon hasta la media noche. En el tradicional paseo de los campeones, en un autobús descapotable, Navas recorrió las principales calles de la capital española y hasta se vistió de gala cuando el equipo visitó el Ayuntamiento; siempre se mantuvo en primera fila, muy cerca de la Orejona, acompañado de dos de sus mejores compañeros en el vestuario, Marcelo y James Rodríguez, compinches más allá de un largo e histórico día de festejos.