El reto de Daniel Colindres es sobrevivir en el caótico ritmo de Bangladés

Convivir con el Islam, el idioma bengalí y la estadística de pobreza que ubica al país como uno de los lugares complicados para vivir es parte de la aventura. Un tico que vive allá aconsejó al exsaprissista

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Si uno pone Bangladés en el buscador de Google, la mayoría de resultados que encontrará dejan una percepción negativa del país que será el nuevo hogar del seleccionado nacional Daniel Colindres, no obstante lo primero que le aconseja un tico que vive en el país al delantero es no creer todo lo que se dice.

Irse a vivir a este país surasiático es un reto mayúsculo, porque la cultura que allá encontrará es sumamente diferente a la tica. Simplemente hay que describir elementos esenciales de cualquier sociedad para determinar a qué se enfrentará.

Le religión predominante en Bangladés es el Islam, de hecho según la estadística del Departamento de Inteligencia de los Estados Unidos, un 90% de los habitantes pertenece a esa fe. Por otra parte su capital, Daca, tiene alrededor de 20 millones de habitantes.

La actividad textil es la principal industria de la zona, al punto de que según el propio estudio hecho por los norteamericanos, el 80% de las exportaciones dependen de esta producción.

Por otra parte, comunicarse tampoco debe ser sencillo, ya que el 99% de la población habla bengalí, ante esto el inglés tampoco parece un gran aliado.

---

Sin embargo, Frank Artavia, costarricense que tiene un año de vivir en este exótico país, enfatiza en no ponerle atención a las estadísticas, por el contrario ir sin prejuicios a la aventura.

“El papel y el internet aguantan lo que le pongan, pero no hay que creer todo lo que dicen. Acá está uno de los centros comerciales más grandes de Asia y la economía viene creciendo increíblemente… Tampoco es que la gente ande en taparrabo. La industria textil es muy buena acá, no traigan mucha ropa porque acá se compra calidad y a un precio muy bueno", detalló.

Sin duda, el principal reto al que tendrá que enfrentarse Colindres es acostumbrarse a un ritmo acelerado y caótico, similar al que se puede dar en la India.

Bangladés al tener tanta influencia de este último país, por tenerlo como vecino, agarró la costumbre vial del desorden.

El sitio referencia de guías turísticas, Lonely Planet, describe con detalle cómo es la vida por esos rumbos.

“Daca no es un lugar tranquilo y retirado. La ciudad con casi 20 millones de personas (la mayoría de las cuales a menudo parecen estar atrapadas en el mismo tráfico que tú), es un lugar increíblemente ruidoso y caótico, lleno de energía. Es una ciudad que a veces puede amenazar a un visitante casual, pero una vez que subes a la parte posterior de uno de sus miles de coloridos carritos bici, el encanto de Daca comienza a revelarse lentamente”, destaca en su publicación.

El comentario de Artavia al respecto refuerza lo dicho por la organización.

“Otro consejo que le puedo dar es que traiga mucha paciencia, de verdad que la va a necesitar porque el tráfico es increíble y aquí una presa es una de verdad”, observó.

La pobreza es otro tema a tener en cuenta y aunque el ranquin anual realizado por el prestigioso diario The Economist y su Unidad de Inteligencia ubica a Daca como una de las ciudades más complicadas para vivir, el costarricense que ya reside allá no lo considera así.

“Las cinco ciudades menos acogedoras son Damasco (Siria), en el último puesto, precedida de Daca (Bangladés), Lagos (Nigeria), Karachi (Pakistán) y Puerto Moresby en Papúa Nueva Guinea”, dice el informe.

Empero, Frank Artavia añadió que en Bangladés se disfruta de las frutas exóticas y se consigue lo que normalmente un tico come.

“Acá se consigue de todo, productos internacionales hay. De Costa Rica debe traerse la yuca, traemos productos derivados del maíz porque aquí no se consigue y además el plátano maduro. También tienen que traer masa”, finalizó.

Daniel Colindres se enrumba a una vida nueva, una aventura que parece lo exigirá más fuera de la cancha que dentro de ella.

Víctor Coto, legionario costarricense que actuó en Myanmar, país cercano a Bangladés, describió el balompié de la zona.

“Es un nivel semiamateur, en el que solo dos equipos tienen las condiciones de profesionales. Además, las canchas no son tan buenas… Ellos lo que están buscando es imitar lo que se hace en India, pero todavía les falta”, profundizó.

Daniel irá por dos años a un destino en el que tendrá que trasladar su habilidad en el campo afuera del mismo. El gran reto está en la adaptación.

Colaboró el periodista Jairo Villegas.