El legionario que aún agradece dos ‘chilillazos’ de su papá cuando no quería hacer una prueba para ser futbolista

Hizo las ligas menores en Alajuelense, donde no creyeron en él. Su padre siempre confió en su capacidad, por lo que lo obligó a hacer una prueba en Carmelita. Aunque su progenitor falleció, volante lo siente a su lado

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Rooney Mora es honesto, pero sobre todo creyente. El hábil, escurridizo y encarador jugador que vistió los colores de Carmelita, Herediano y la UCR, y que además fue monarca nacional en 2015, no dudó en aceptar que si es futbolista es por milagros que han ocurrido en su vida.

De hecho, a finales del 2018 había decidido colgar sus tacos por un golpe personal que se llevó al sufrir el deceso de su padre, Marvin Mora; no obstante, solo un milagro lo hizo volver a las canchas; él se lo atribuye a su papá.

Esa no fue la primera vez que Rooney sintió la presencia divina en su vida. El jugador es consciente que si llegó a la Primera División fue porque Dios lo quiso, ya que ni él mismo quería eso en aquel tiempo.

Mora, quien se formó en las divisiones menores de Alajuelense, recordó que del cuadro erizo lo echaron porque no creyeron en sus condiciones, además de que siempre encontraron problemas con su físico; luego apareció Carmelita en su camino, empero no fue sencillo.

Un día, Mora decidió no presentarse más. Cercano a su segunda década, tenía una decisión tomada: estudiar.

Cruz Campos, presidente del club verdolaga en aquella época, le insistió que no se fuera, pero Rooney no cambió de opinión hasta que su padre apareció en escena.

"Yo ni sé como me terminó metiendo la idea de ir, pero lo hizo. Mi papá siempre me dijo que no me rindiera. Aunque yo ya no iba a entrenar, ellos me invitaron a hacer una prueba y llegó el día de la prueba y mi papá me hizo subido al carro con un chilillo, par de cuerazos y me tocó ir. Llegué ahí y a Farinha que era el entrenador le encantó mi juego", revivió con sus palabras entre risas.

Después de eso, el atacante tuvo un rendimiento tan destacado que fue transferido del equipo alajuelense a Herediano.

Ya con la camisa del Team le ocurrió lo que él considera un segundo milagro.

Rooney no había jugado en todo el Torneo de Verano 2015, vivía momentos profesionales complicados porque su firma con los de la provincia de las flores había frenado su crecimiento, ya que había sido figura de Carmelita.

El día previo a la final de ese torneo contra Alajuelense, Mora se acostó sin estar en la lista de convocados para el partido, ni siquiera estaba concentrado, pero su teléfono empezó a vibrar a las 11 p. m.; el entrenador Odir Jacques le marcaba.

Asustado, Rooney contestó y recibió la noticia más importante de su carrera deportiva: al siguiente día sería estelar.

“Yo inmediatamente le dije: ‘Profe creo que se equivocó porque yo ni estoy en lista’. Solo me respondió: ‘Si tiene miedo dígame y llamo a otro’”. Inmediatamente el jugador corrigió y le dijo que se sentía listo. No solo jugó la final, sino que destacó.

Otro momento en que un milagro marcó su carrera fue en medio de una oración, en la que también aprovechó para enviarle un mensaje a su padre fallecido. Le dijo que quería retirarse.

“Para mi fue muy difícil lo de mi papá, siempre me inculcó que no podía fallar, pese a que equipos de Primera me contactaron, yo iba a fallar, yo no me sentía bien psicológicamente. Pasaron como siete u ocho meses en los que yo me desconecté de todo y un día solamente le dije: ‘Pa, voy a dejar de jugar, si al final vuelvo será solamente por jugar afuera’”.

A los días, el exflorense recibió una llamada del Mixco de Guatemala, en la que un dirigente le hizo saber que lo querían en tierras chapinas, porque habían visto un video por YouTube de sus mejores jugadas.

“Dentro de mis planes, por lo sucedido con mi papá, no estaba volver al fútbol, estaba enfocado en otras cosas, pero a veces pienso que fue mi mismo papá el que me mandó esto, porque él nunca quiso que abandonara el fútbol. Yo dije que si jugaba sería afuera, al final me sorprendió la noticia de que estaban interesados en mí, firmé hasta mayo”, manifestó.

En el descanso del deporte Mora ni siquiera se mantuvo entrenando, sino que se dedicó al negocio familiar que tiene con su madre, Esmeralda Gutiérrez.

“Estaba muy enfocado en eso y entrenaba muy poco en gimnasio. Me dedique a los camiones de transporte, transporte de carga, yo tengo chóferes y llevamos mercadería por todo Centroamérica”, agregó.

En este nuevo aire deportivo, el ofensivo añadió que se siente muy contento con los dos meses que tuvo en la parte inicial como legionario.

“Me voy a llevar a mi mamá, lo bueno es que me han tratado muy bien, la adaptación ha sido espectacular. Me gustaría volver a Costa Rica, pero con mis acciones demostrar y llegar a jugar en un grande, no como pasó en Herediano que me costó consolidarme”, finalizó.

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