Atenas. Con justicia, Iraq venció ayer a Costa Rica y se clasificó para la segunda fase del futbol olímpico, mientras la Tricolor, si bien mostró una notoria mejoría –en relación con el primer juego ante Marruecos, 0 a 0–, terminó por doblar la rodilla, 0 a 2, para quedar al borde del fracaso.
Vencer a Portugal por cualquier marcador, el próximo miércoles, y esperar el resultado entre marroquíes e iraquíes, es la única y lejana opción que el equipo de Rodrigo Kenton puede manejar.
Además de las malas entregas y de los pecados en la definición, la Tricolor buscó el partido demasiado tarde, una vez que el arquero Neighel Drummond, de buena actuación, fue vencido de nuevo, en el 71’.
Fue entonces cuando observamos los mejores momentos del plantel, sobre todo con el aporte de Whayne Wilson (Saborío, al 75’), quien dio algo de movilidad a la delantera y propició, al menos, un par de acercamientos a la portería adversaria.
El primer tiempo no estuvo mal. Tomamos la iniciativa y estuvimos cerca de anotar en dos oportunidades; solo que con ello no fue suficiente.
El estratega Kenton “se durmió” en el complemento y no aplicó los correctivos cuando el equipo más los necesitaba, concretamente en los primeros 15 minutos de la etapa complementaria.
¡Qué lástima, Junior!
Una revisión de las escenas más importantes del primer tiempo, permite consignar que Costa Rica comenzó tocando bien.
Pablo Brenes y Carlos Hernández se movían con buen criterio en el mediocampo; el primero en el toque y el segundo con la intención de rematar de larga distancia, en tanto que Junior Díaz apretaba constantemente el acelerador sobre la banda izquierda.
Después de un paradón de Neighel Drummond, quien frenó con un acción a dos tiempos la intención de Munir Qsai de anotar, la primera oportunidad tica llegó en el minuto 18.
Álvaro Saborío encontró un espacio, avanzó con el balón dominado, sorteó a uno, a dos y a tres rivales, para dilapidar la opción al retardar el remate.
Y la más clara que viviríamos en toda esta historia de 90 minutos se suscitó al 33’. Con buena panorámica, Erick Scott extendió un pase transversal, de la derecha al costado izquierdo.
Junior tomó la esfera, notó que el guardameta estaba adelantado y le globeó el disparo. Pero pese a la buena acción de Díaz, la pelota golpeó caprichosamente el horizontal y la ocasión se fue.
Un tiro libre de Pablo Brenes desde la izquierda que Roy Myrie estuvo a punto de materializar con su remate de cabeza, fue la oportunidad postrera que tuvimos en el primer período.
De ahí en adelante comenzamos a sufrir, tanto que cuando Neighel Drummond salió con los brazos en cruz, a tapar un posible remate desde la izquierda, evidenció la orfandad en la que había quedado el guardameta por causa de una defensa mal ubicada.
En la segunda parte, al minuto 51, Scott filtró un buen pase a Junior Díaz, este centró con posibilidades pero, por centímetros, Álvaro Saborío desperdició la oportunidad de perlas, al barrerse en forma tardía.
Dos minutos después el árbitro invalidó una acción de gol, obra del mismo Saborío, por aparente fuera de juego.
Neighel creció como la mejor figura nacional, pero no pudo evitar que Iraq nos anotara dos veces. Mohamend Hawar, al 67’; Karim Mahdi, al 72’. 0 a 2.
Vencer a Portugal y esperar el resultado entre marroquíes e iraquíes es lo que nos queda; es decir, aferrarnos a la esperanza, que es lo último que se pierde.