-Paté, usted no dirige a Herediano porque su corazón es morado-, replica un camarógrafo, cuando recién concluye la conferencia de prensa en la pequeña sala recién remodelada del estadio Allen Riggioni. Wálter Centeno, aún sonriente por la reciente victoria frente a Carmelita, solo atinó a sonreir.
Unos minutos antes, después de la consulta de este medio, Centeno argumentó desde una perspectiva más reflectiva los motivos por los que decidió no aceptar la alternativa de asumir al Team, cuando se quedó sin técnico por la salida de Hernán Medford.
El propio gerente griego, Fernando Paniagua, manifestó a La Nación que Paté pudo irse cuando recién concluía la campaña anterior y los florenses se quedaron sin entrenador. Pero no lo hizo. Hubo una conversación entre las partes que no se concretó.
La premisa de Centeno puede interpretarse con bastante claridad: A pocos días del inicio de la campaña, no podía asumir a un equipo que, según él, estaba acostumbrado al pelotazo.
“Implementar lo que Grecia juega me ha costado dos años y si me voy a medio torneo imagínese. Pedirle a un equipo que salga jugando cuando está acostumbrado al pelotazo, lo veo muy difícil. Después ustedes me caen encima y el malo soy yo”, explicó Centeno.
Insiste el entrenador griego que el cambio de cassette para entender su idea de juego lleva tiempo, por lo que no aceptaría un proyecto deportivo de un equipo grande si no es a mitad de año, con más tiempo para implementar su forma de ver el fútbol.
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En junio, cuando inicia la planificación del año deportivo, los entrenadores tienen más espacio para trabajar con sus equipos en la consolidación de una idea táctica.
“Mejor no corro ese riesgo. Si yo agarro un equipo a medio campeonato y este equipo juega al pelotazo, y luego yo lo pongo a salir jugando entonces imagínese el trastorno mental”, agregó.
En enero el espacio para pulir conceptos es reducido y las jornadas son tan seguidas que el tiempo de trabajo disminuye al mínimo, al punto de que recién finalizados los partidos, muchos de los entrenadores prenden el televisor para hacer el análisis del juego.
Lo hace el florense Jafet Soto por ejemplo, quien después de enfrentar a Guadalupe, confesó en conferencia de prensa que tenía que llegar a su casa a mirar lo bueno y lo malo de su equipo, para empezar a corregir al día siguiente, en la práctica diaria.
Cuenta una fuente cercana a este medio que Soto y Centeno son buenos amigos desde hace mucho tiempo, al punto de compartir en sus tiempos libres.
Desde la llegada de Soto al Team, el Herediano promueve una idea con juego a ras de piso y verticalidad por los costados, un poco menos directa que la de su anterior técnico, Medford.