Turbia crisis en Limón FC va más allá del fútbol

El apoderado del equipo, Carlos Pascal, reapareció ayer ante un caos que incluye jugadores en huelga, un administrador que dice temer por su vida y otro que reclama el pago de ¢400 millones

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Estar hundido en el sótano del campeonato nacional es el menor problema de Limón FC, equipo que refleja una crisis más allá del fútbol: denuncias de amenazas entre dirigentes, inversionistas asiáticos desconocidos y reclamos por millones de colones, en un club que ha pasado de mano en mano.

Al margen están los jugadores, sin salario, en huelga, negándose a entrenar, incluso dispuestos a no presentarse al juego del domingo ante Saprissa si no hay quién les responda, una medida que podría provocar la expulsión del club del fútbol federado, según advirtió la Unafut.

En medio de ese caos, reapareció ayer Carlos Pascal, apoderado de Limón, el gran ausente en los últimos tiempos (al menos sin exposición pública), en los que cedió la administración a empresarios colombianos. Denis Viveros asumió a inicios de año, cuando Andy Herron se hizo a un lado. Sin embargo, entre junio y julio dejó el club porque Pascal le pasó el control al también cafetero Castillo y un grupo inversionista.

En teoría, Jorge Castillo aún tiene el club a su cargo, pese a que se niega a acercarse a Limón. Incluso, prefirió no revelar su paradero a La Nación, pues dice temer por su vida. “Estoy cerca” se limitó a decir, en medio de un fuego cruzado de acusaciones con Viveros, a quien le atribuye fuertes amenazas y haberlo sacado del club con intimidaciones.

Viveros desmintió las acusaciones, lanzó otras a Castillo relacionadas con dinero y lo instó a volver para enmedar el caos en que dejó el equipo. Reconoció haber tomado el control de algunas situaciones, pero no como un arrebato, sino preocupado por el dinero que él tiene invertido en el club y la situación de los jugadores.

“Si este equipo desciende yo pierdo mi dinero, pierde Don Carlos Pascal, pierden los comerciantes, los jugadores, pierde Limón...”

Reapareció el dueño. Cuando Limón parecía estar en manos de nadie, reapareció ayer Carlos Pascal. Acompañado por Kurt Bernard, Reynaldo Parks y el abogado Juan José Picado, se reunió con Denis Viveros en el Estadio Juan Gobán.

El colombiano, según él mismo contaría, ofreció retomar la administración del club y asumir las dificultades económicas con el apoyo de inversionistas asiáticos, “poner todo al día", “ayudar al equipo”, “pagarle a los jugadores”, "invertir en la cancha”.

“Esa fue la orden que me dieron los orientales”, comenta Viveros. La propuesta, sin embargo, no fue aceptada por Pascal. Quien en la tarde de ayer había sido descrito por Viveros como un hombre “bueno, humilde y con principios”, después de la reunión recibió menos elogios.

“Don Carlos Pascal es el hombre más estúpido de este mundo. Le devolvió el equipo a Reynaldo Parks y Kurt Bernard. Van a hacer un préstamo a ver si la Federación les ayuda o Repretel para venir a pagar”, detalló Viveros a La Nación.

Molesto, Viveros ahora exige que se le devuelvan, a más tardar este viernes, los ¢400 millones que asegura le debe Limón.

Pascal, en tanto, explicó a La Nación que pretende reunirse este miércoles en San José con Jorge Castillo, con el objetivo de aclarar si está en capacidad de asumir los acuerdos a los que llegaron para que él dirigiera al equipo limonense.

Castillo no está cumpliendo al tener salarios atrasados con los jugadores y no pagar los gastos administrativos y de servicios como el agua y la luz en el Estadio Juan Gobán.

La intención de Carlos Pascal no es quedarse al frente del equipo caribeño, pero buscaría una alternativa para que alguien lo maneje.

Jugadores sacrificados. Antes de que Viveros y Castillo entraran, los caribeños ya sufrían problemas financieros y, según han declarado ambos, su idea era curar esa realidad.

Sin embargo, hasta ahora eso no ha sucedido y cada uno tiene versiones diferentes sobre lo ocurrido en los últimos meses.

Según Viveros, él arregló muchas cosas, pero después Pascal le comentó que había una persona (Castillo) con inversionistas chinos que iban a traer inyección económica.

“Yo dije: ‘excelente’ y me hice a un lado. Nada más. Yo no tenía que haber hecho eso. Me debió firmar un finiquito, pero don Carlos dijo que el señor (Castillo) me iba a pagar. Pasaron 15 días, un mes, y nada de mi plata y el equipo con cero puntos”, relató.

Ahí fue cuando decidió ir al estadio a buscar explicaciones y averiguar cómo estaba la situación, también por pedido de Pascal, según relata.

Con otra versión, Castillo afirma que Viveros “apareció de la nada" y los sacó del club. Señala, además, que las deudas pendientes no le pertenecen a su administración, sino a la anterior.

Tal caos empezó a salir a la luz cuando los futbolistas se negaran a entrenar y, especialmente, con la decisión de no jugar contra Saprissa, el domingo próximo.

Pascal también se reunió este martes con los jugadores Dexter Lewis, Alexander Espinoza, Kareem McLean y Edder Nelson, quienes en principio estarían de acuerdo de regresar a las prácticas de cara al partido de este domingo.

No obstante, esta situación no está en firme, debido a que los futbolistas tienen que consultar con sus compañeros de equipo para tomar una decisión.