Sobrevivientes del Guillain-Barré narran su testimonio como mensaje esperanzador para presidente de Alajuelense

Guillermo Meléndez, Remberto Miranda y Greivin Corella saben por experiencia propia lo que puede pensar y sentir Fernando Ocampo al tener una enfermedad en la que el sistema inmunológico ataca los nervios

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Liga Deportiva Alajuelense reveló que su presidente Fernando Ocampo padece el síndrome Guillain-Barré, un trastorno que provoca que el sistema inmunológico ataque los nervios.

Al percatarse de cuál es el diagnóstico del jerarca rojinegro que se encuentra estable y en proceso de comenzar terapia en el Hospital México, muchas personas comenzaron a publicar mensajes en las redes sociales del club y de La Nación, solidarizándose con él.

Entre esos posteos, varias personas dijeron que son sobrevivientes de esa enfermedad y tres de ellas decidieron narrar su testimonio como mensaje esperanzador para el presidente de la Liga.

Uno de ellos es Guillermo Meléndez, quien asegura que las secuelas que puede dejar el síndrome Guillain-Barré depende mucho del tiempo en el que se detecte.

“Es una enfermedad que da de golpe. No hay cómo prevenirlo, no te das cuenta cómo llega ni nada de eso. Perdés la fuerza de golpe. Los doctores dicen que se va perdiendo de forma progresiva, pero en realidad uno no lo detecta hasta que llega algún detonante que puede ser una infección”, relató Meléndez.

Recuerda que su episodio se presentó porque había sufrido una gastroenteritis y a la semana siguiente tuvo un problema laboral.

“Se me juntaron las dos cosas y me atacaron el sistema nervioso de golpe. Yo era el jefe de seguridad de un hotel, yo llegué el sábado en la mañana a mi casa a descansar normal y en la noche cuando me desperté ya estaba mal. Así de rápido es eso. Yo me trasladaba en moto y tuve que llamar a un taxi que me llevara porque no pude manejar la moto, ni siquiera la pude sacar de la cochera”.

Luego no sentía las fuerzas para lograr subirse a un bus.

“En la clínica se me cayó algo, traté de juntarlo y no me pude levantar. Es algo que pasa así, de golpe y ese es el síntoma más visible de la situación. En algunos casos puede llegarse a perder la sensibilidad y eso depende mucho el tiempo en el que la enfermedad avanza. A mí me empezó el sábado y el lunes estaba internado, pero hay gente que tarda más y puede llegar a afectar el corazón y los pulmones que son músculos también. Eso es lo más peligroso”.

Meléndez hoy camina, come, respira y hace todo solo, “pero yo llegué al hospital prácticamente inválido”.

“Tenían que bañarme, darme de comer, me lavaban los dientes, me hacían todo, porque yo no podía ni levantar los brazos. No conozco la gravedad de don Fernando ahorita, pero sí puedo decir que hace ocho años que yo padecí eso me di a la tarea de investigar un poquito y conocí el caso de una señora en México que tras cuatro años y cuatro meses de haber padecido el episodio, apenas estaba empezando a mover las manos. Yo en una semana salí caminando del hospital, pero el caso mío lo catalogan como un milagro, porque es una enfermedad muy agresiva”.

Ocho años después y él dice que el síndrome le dejó algunas secuelas.

“Yo no tengo la misma capacidad física que tenía antes, no puedo alzar mucho peso, si hay que empujar algo no lo puedo hacer como otras personas lo hacen, porque la capacidad física está disminuida, pero en realidad eso no es nada comparado con otros casos”.

Indicó que los doctores le explicaron que los músculos están formados de mielina y que eso es lo primero que se pierde cuando se presenta el síndrome.

“Yo en cuestión de tres días perdí casi toda la masa muscular y siete kilos de peso, porque todo eso se me fue. Suministran un medicamento durante el tiempo que lo crean pertinente, es intravenoso y llega a ser doloroso porque son unas botellas que mantienen en frío, traen un polvo, lo llenan con agua helada y a uno le ponen seis botellas diarias intravenosas, en cuestión de una hora y entran al torrente sanguíneo bastante frías”.

Tras salir del hospital, estuvo incapacitado durante un mes y luego fue a una cita más para que lo viera el fisioterapeuta. Después de eso, no le programaron más citas.

“Cuando yo llegué donde el fisioterapeuta me dijo que no era necesario, porque esperaba verme en silla de ruedas y como llegué caminando no me la programaron. Eso va mucho de acuerdo a la gravedad del asunto. El episodio pasó en el momento y no se volvió a repetir”.

Hoy lleva una vida normal. Eso sí, caminar lo agota mucho. Cuando le diagnosticaron Guillain-Barré, le comentaron que le daba a una de cada 100.000 personas y que en ese momento habían unos 45 ticos con el padecimiento.

“Yo conocí dos casos más en los que las personas murieron. Todo depende de que se detecte y se trate a tiempo. Yo que lo padecí, yo que lo sufrí, el hecho de estar en una cama y que uno no puede hacer cosas simples solo, emocionalmente es un golpe muy fuerte, no es nada fácil, pero don Fernando puede salir adelante como yo siguiendo todo al pie de la letra y teniendo mucha paciencia”.

Otros casos. Desde Puntarenas, Remberto Miranda también cuenta su caso como sobreviviente del síndrome Guillain-Barré.

“Yo corría, jugaba bola, hasta trabajaba, pero al principio me dio un dolor en el pie izquierdo, como en el lado del talón, caminaba lento y luego también se me fue al pie derecho. Era un dolor en los pies que se me pasó a las manos, sentía que no me podía sostener, una debilidad extrema y uno se cae”, indicó Miranda.

Fue hace nueve años y lo llevaron a la Clínica Marcial Fallas, le pusieron una vía y lo trasladaron al Hospital San Juan de Dios.

“Se llevaron como cuatro días para poder averiguar qué es lo que yo tenía y me enviaron donde unos especialistas. Al investigar lograron determinar que era el Guillau-Barré, que afecta el sistema nervioso. Dicen que cuando las defensas están muy bajas, ya sea por un dolor de cabeza o una gripe o algo, entonces se va al sistema nervioso y afecta las debilidades motoras”.

“A alguna gente llega a faltarle el aire, a otras les da un infarto, otras personas quedan en coma durante más de tres meses y lo mío solo fue físico, en los pies y las manos y le cuesta a uno moverse”.

Miranda duró una semana en el hospital y lo enviaron a terapia.

“Me ponían cosas con electricidad para que el pie fuera respondiendo, que hiciera fuerza física y pesas en los pies y en las manos, me metían en agua caliente, me hacían masajes y con terapias fui mejorando. Algunos quedan mal, caminan muy lento o quedan en cama, hay otros casos que pueden volver a recuperarse totalmente de nuevo, corren y son lo que eran antes”.

Para él, influye mucho la fuerza de voluntad de la persona que sufre el síndrome.

“Todo lo determinan con terapias y hay que meterse a un gimnasio, estirar los tendones para que vuelva la movilidad, yo duré como tres años para poder montarme en un bus. A uno le tienen que ayudar a bañarse, a mudarse, depende del tipo de recuperación. Yo soy primero porteño y luego apoyo a Herediano, pero si el presidente de la Liga se toma muy en serio sus terapias y va al gimnasio, puede recuperarse pronto”.

De hecho, Miranda cuenta que él tiene en este momento el 75% de la movilidad y que los médicos le indicaron que si hace trabajos de gimnasio, podía llegar al 100% nuevamente. Sin embargo, no tiene el dinero para entrar a un gimnasio.

“Puedo caminar, puedo moverme un poco rápido, pero no puedo correr, no puedo ponerme de puntillas y si me agacho me dan calambres y en las manos me cuesta abrir una botella y a veces se me caen las cosas. Depende del peso de la persona, duele la columna, pero él se ve con buena condición física y sin sobrepeso”.

Antes él practicaba fútbol y atletismo, porque competía en Juegos Nacionales.

“Eso ayudó a que no me diera más fuerte. Es una enfermedad que ataca el sistema nervioso cuando las defensas están muy bajas. Si me hubieran llevado antes al hospital quizás no me habría dado tan fuerte, por eso es bueno que cuando algo pasa, vaya de inmediato donde un doctor. Lo bueno en el caso del presidente es que se detectó a tiempo y puede recuperarse rápido”.

Y agregó: “A don Fernando le digo que tenga optimismo. Si uno le pide a Dios y cree en Él, sale adelante, mucha gente puede deprimirse y dejarse vencer, pero yo lo que le digo que esté fuerte y que su familia lo acuerpe, lo más duro es que uno se siente impotente al inicio, pero vea a Óscar Tabárez, el técnico de Uruguay, así dirigió en el Mundial”.

También contó que ha conocido otros casos, incluso el de un muchacho que recuperó la movilidad al 100% y no volvió a tener ningún contratiempo.

Grevin Corella también tuvo el síndrome Guillain-Barré. Su episodio se presentó en el año 2005.

“Me sentía con un cansancio en el cuerpo, los dedos de las manos se querían encoger y después yo me sentía como un abuelito, me costaba caminar, no me aguantaba el cuerpo, me tenían que ayudar para sentarme o ponerme de pie”, relató Corella.

Estuvo internado una semana en el Hospital San Juan de Dios.

“Por cinco días me pusieron suero y unas botellitas como del tamaño de un dedo de alto y me sacaron líquido de la espalda, no sé por qué. No me quedó ninguna secuela, puedo hacer fuerza, correr, jugar, fútbol, mi vida volvió a ser la misma porque fue detectado a tiempo. No volví a tener ningún episodio, me sané, yo estaba con miedo de si iba a quedar como estaba, pero con la ayuda de Dios y la fe mía salí de eso”.

Corella también contó que él es aficionado de Saprissa, pero que apenas supo que el presidente de Alajuelense padecía lo que él tuvo, se solidarizó por completo con él.

“Los colores quedan de lado. Ojalá que se recupere porque a como yo me sentí en ese momento, que fue demasiado mal, ni al peor enemigo le deseo eso. Yo tenía 25 años y me sentía como un adulto mayor, con el cuerpo cansado y no podía hacer algunas cosas por mí mismo. En el hospital me ayudaron a bañarme en los primeros días”, acotó.

Cuando las defensas cambian de bando

De pronto, los músculos no obedecen al cerebro y la persona queda paralizada. Es resultado del ataque de las defensas a las células nerviosas. El zika se suma a las posibles causas de esa ofensiva del sistema inmunitario.

FUENTE: CCSS, ÁREA DE ESTADÍSTICA EN SALUD, LAURA CORDERO MOLINA, MÉDICO ESPECIALISTA CENARE, Y BIBLIOTECA NACIONAL DE MEDICINA DE LOS ESTADOS UNIDOS. .    || W. S. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.