En el Palí de San Isidro de El General, tres días después de la final, se toparon el político Ottón Solís y el volante Luis Carlos Barrantes. Hicieron fila en la caja, a la vez que conversaron sobre el título conseguido, y, para despedirse, se tomaron un selfie.
Luis Carlos es el jugador favorito de Ottón; afirma que “debe estar” en la Sele y le sugiere a Óscar Ramírez que incluya en la lista a futbolistas del campéon, especialmente a Barrantes.
Antes de partir a la finca, el político generaleño se detuvo en el supermercado a comprar huevos. Se encontró al mediocampista y no dudó en estrecharle la mano.
La escena la repitió el 24 de diciembre en la madrugada, cuando todo el equipo se bajó del autobús para compartir con los seguidores en el parque de Pérez Zeledón. El trofeo pasó de mano en mano, de aficionado a aficionado, sin filtros.
Es quizás esta cercanía, tan habitual en los pueblos, la que hace que los generaleños ni siquiera perciban como una posibilidad que el equipo sufra la misma suerte de los últimos clubes no tradicionales que consiguieron levantar la Copa.
Ottón Solís, socio del club desde 1991, cree que la relación entre el equipo y la comunidad es mucho más personal y tangible que la que se percibe en otros clubes.
La imagen de los futbolistas bajándose del autobús, compartiendo con la afición en el parque de la comunidad y con el trofeo pasando de una mano a otra, representa bien su afirmación.
"Es que aquí todos se conocen. Los patrocinadores, la directiva, los aficionados y los jugadores. Es realmente personal", explicó Solís.
Libería campeonizó en el Verano 2009 con el aporte inicial de Mario Sotela, pero luego desapareció en marzo de 2011.
El Municipal Puntarenas consiguió la corona en la campaña 86-87 respaldado por Hermes Navarro, que posteriormente dejó al equipo para asumir la Fedefutbol. Los porteños descendieron en el 2001 y terminaron en Linafa en el 2009.
Brujas ganó el título en el Invierno 2009, siendo Minor Vargas el principal inversionista. Menos de dos años después de ganar la corona, el club ya no existía. El 18 de enero del 2011, Vargas fue acusado de fraude en EE.UU. y posteriormente lo enviaron a la cárcel.
Apoyados por un “padrino”, estos clubes alcanzaron la gloria, pero su proyecto no fue duradero.
Pérez Zeledón, en cambio, no depende de los ingresos de un dirigente millonario. La mayoría de patrocinadores son empresas de la comunidad, o compañías grandes que dan su aporte mensual y le permiten a la directiva mantener los salarios de los jugadores al día.
El club solo tiene tres administrativos, no hay gerente general ni deportivo. El presidente del equipo, Juan Luis Artavia, es abogado y ganadero de profesión, pero dedica gran parte de su tiempo a definir los presupuestos para cada campaña. Hace 17 años que llegó al equipo por petición de su amigo, el expresidente Gilberth Fernández, y desde ese momento se propusieron mantener los salarios al día.
"El patrocinio de un grande equivale a todos los nuestros. Aquí no damos grandes salarios, eso podría causar que quedemos mal con un jugador y perjudicar al grupo", explicó Artavia.
Este martes, aún con la fiesta viva en el Valle del General, el presidente se reunió con el timonel José Giacone para conversar sobre los próximos movimientos del club.
No habrá desbandada. El 100% del plantel está amarrado por más de un año y solo dos jugadores tienen la alternativa de salir del país. El goleador Josué Mitchell es uno de ellos. Maneja opciones de partir a la MLS, pero aún no hay nada en firme.
Al plantel se sumarán cinco refuerzos, que serán anunciados el viernes. La premisa generaleña es conseguir el bicampeonato en este certamen, aunque Artavia admite que los grandes se reforzaron en busca de retomar la hegemonía en el balompié local.
"Hace mes y medio estábamos pensando en el torneo que viene. Tuvimos la visión para crear un equipo para el largo plazo, que nos permitirá seguir peleando arriba", concluyó Artavia.