Sebastián Retana tiene 17 años y acudió al juego de despedida de Pablo Gabas como uno de los integrantes del equipo de los amigos del último ídolo de Alajuelense.
Para Gabas, la presencia de Sebas era muy significativa, porque quería que su adiós fuera muy distinto a lo que se acostumbra en este tipo de juegos que se hacen cuando un futbolista emblemático decide retirarse.
A lo largo de su carrera, el último hombre que portó la camisa 12 de la Liga siempre trató de enviar mensajes positivos y para él era muy importante que en la cancha se viera un espectáculo completamente inclusivo.
Por eso es que invitó a Joshua Santana y Carlos Madrigal, integrantes del equipo de fútbol para amputados de Alajuelense.
Además, buscó que acudiera a la cita Sebas, un buen amigo suyo, en representación de la Asociación Síndrome de Down Costa Rica (Asidown).
“Me llenó de orgullo sacarme el protagonismo yo y que el chico Sebastián, que tiene síndrome de Down, pudiera participar y que la gente lo aplaudiera, eso tenía que ver un poco con la parte social, que debe involucrar a las personas en la sociedad, darles un espacio a ellos”, manifestó Gabas.
Él sabe que su juego de despedida se mantendrá en la retina de ellos, al ser una parte importante de esa fiesta que se vivió en el Estadio Alejandro Morera Soto.
“Me quité la capa de homenajeado y se la pasé a ellos, para que junto a mí pudieran disfrutar su momento más lindo también”, indicó el hoy exfutbolista.
Fue un día de muchas carreras y de muchas emociones.
Sebastián se levantó tempranísimo porque tenía que acudir al desayuno con los demás jugadores que actuaron en esa fiesta.
Gabas organizó ese partido como si en realidad fuera un juego oficial, de modo que ese desayuno fue exactamente igual al que tienen los futbolistas del primer equipo antes de acudir a un encuentro.
“Ahí Sebas compartió con los jugadores y con los exfutbolistas. Mi papá es muy amigo de Gabas y por ende, conoce a Sebas. El capitán es una persona muy entregada y le encanta la responsabilidad social. Yo recuerdo que desde que lo que conoció, Pablo hizo click con él”, mencionó Daniela Retana, hermana de Sebastián.
Cuando el exvolante les giró la invitación, en la familia conversaron con Sebastián y le preguntaron si quería jugar.
“Él dijo que sí, que por supuesto y yo sé que fue una experiencia maravillosa para él y para todos nosotros, verlo ahí. En ese momento que él entró a la cancha yo estaba en un millón de cosas porque me encontraba ayudando con la logística, pero me sentí muy orgullosa de él, de saber que iba a despedir a un ídolo tan grande para la institución y fue todo un orgullo, un encontronazo de sentimientos”, indicó Daniela.
Recordó que su hermano ya había tenido otra experiencia muy emocionante, el pasado 17 de marzo, cuando la Agrupación Somos La Liga organizó una actividad promoviendo la inclusión, como parte de los festejos del Día Mundial del Síndrome de Down, que fue el 21 de marzo.
“Anteriormente él había ido a un partido y ahí tuvo la oportunidad de conocer a la barra, de estar con Beto, de tocar el bombo en La Doce. Él quedó fascinado porque uno de sus gustos es la música y bailar”.
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Por eso es que cuando el delantero amputado Joshua Santana venció a Adonis Pineda y él estaba tan cerca de esa jugada, se fue corriendo a celebrar con la barra de la Liga.
“Estaba muy emocionado y sigo emocionado. Estaba muy feliz y a mí me gustó mucho jugar con Gabas”, manifestó Sebastián.
Su presencia en la cancha no pasó desapercibida, por poco anota, pero cuando lo hizo uno de sus compañeros, estalló en júbilo.
“Cuando vio que era el momento del show, se fue a celebrar el gol con La Doce y fue bastante bonito”, relató Daniela.
Como Sebas se tomó su tiempo en ese festejo, el juego no se reanudaba y prácticamente ahí acabó, porque empezó la invasión de aficionados a la cancha, cantándole a su capitán: “No se va, no se va, Gabas no se va...”.