La apuesta morada de rejuvenecer el primer equipo y apostar por las bases parece tener un ‘pero' cada vez más evidente: los estatutos de FIFA tienen portillos que le permiten a cualquier otro club convencer a los prospectos de dejar las filas del equipo formador a cambio de una mejor oferta.
El traspaso de Orlando Galo, quien abandonó Alajuela para enrumbarse a Heredia, incrementó aún más la suspicacia alrededor de los métodos legales que poseen los planteles para retener a sus juveniles, cuando aparece otro club con una mejor oferta económica y se lo lleva.
Fue el timonel morado Vladimir Quesada el primero en mostrar su preocupación en la cuadrangular de los 90 Minutos por la Vida, en donde dejó entrever que había temor de utilizar a los mejores jóvenes, a razón del interés que puede nacer de otros equipos en ellos.
“Apenas los ven, los equipos se los quieren llevar y estábamos un poco temerosos, porque nosotros los preparamos, tenemos un buen trabajo de divisiones menores. Nos preocupaba un poco traerlos a jugar porque saltan otros equipos interesados", explicó Quesada.
Le sucedió a Alajuelense con Galo y a Saprissa con Jimmy Marín. En ambos casos, Herediano los sedujo con una mejor oferta, pues el vínculo que amarraba a los futbolistas a sus clubes de formación era un contrato de alto rendimiento, y no uno profesional.
Esta vez, el Saprissa aspira a una renovación, convencido de que se aproxima una camada con un amplio margen de crecimiento, capaz de asumir un rol protagónico en el primer plantel. En el equipo Sub-17 de los morados hay entre 8 y 10 seleccionados nacionales.
Se trata de Matthew Bolaños, Ian Lawrence, Keimarck Davis, Carlos Navarro, Manfred Ugalde, Jordy Evans, Sergio Céspedes y Aarón Suárez; también aparecen Wálter Cortés y Julen Cordero, seleccionados de una generación mayor que empieza a despuntar.
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En el alcance de los contratos parece estar el éxito de un club para retener a sus valores, aunque ni siquiera esto es una garantía real para el Saprissa, y para ningún club, a no ser de que estén dispuestos a firmar contratos profesionales con todos sus muchachos, una apuesta cara e incierta, que tampoco garantiza al 100% que nadie se los quitará.
“Haremos todo lo que está en nuestras manos para sostener a los jugadores, para darles las condiciones óptimas y para que esos jugadores tengan las mejores herramientas para que su carrera tome el mejor camino. Estoy convencido de que Saprissa es la mejor plataforma para cumplir sus sueños. No quiere decir que de vez en cuando no vamos a perder a alguien, porque no podemos forzar el estar aquí y el que no quiera estar aquí, pues ni modo, que vayan a otro lado", explicó Juan Carlos Rojas, presidente del Saprissa.
Con la colaboración de Rodrigo Chaves, abogado especialista en derecho deportivo, se tratará de explicar por qué es tan difícil para los equipos retener la desbandada de sus jóvenes.
Paso a paso. Cuando un joven con buena estampa se acerca al primer equipo, el club suele firmarlo con un contrato de alto rendimiento. Muchas veces es menor de edad (no siempre). Los contratos de alto rendimiento dejan abierto el portillo para que otro club arrebate al jugador.
Según los estatutos de FIFA y de la Fedefútbol un jugador aún no es considerado profesional, sino de alto rendimiento, cuando recibe una remuneración que únicamente cubre los gastos que efectúa en su actividad futbolística. Según Chaves, se interpreta que el futbolista no es profesional mientras gane menos de ¢405.000, salario mínimo aproximado estipulado por el Ministerio de Trabajo.
Por debajo de esa cifra, los clubes negocian diferentes montos con sus muchachos de acuerdo al interés en cada uno. Saprissa podría ofrecer ¢200.000 a uno que considera muy prometedor y es pretendido por muchos clubes, pero solo darle ¢100.000 a otro que percibe con menos proyección.
Aquí es donde juega el poder de negociación de los clubes. El contrato de alto rendimiento es ambiguo y ofrece ciertas desventajas. ¿Cómo cuáles? Cuando el jugador cumple la mayoría de edad, puede solicitar su invalidez al argumentar que no firmó por voluntad propia, pues quien le dio validez al contrato fue un representante legal mayor de edad en nombre suyo.
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Además, un jugador puede ser considerado de alto rendimiento hasta la temporada en que el joven cumple 20 años. A partir de ese momento, el equipo debe dejarlo ir u ofrecerle un contrato profesional y por añadidura un salario mayor a los ¢405.000.
Ahora, ¿puede Saprissa firmar contratos profesionales con sus jóvenes menores de edad? Sí, la FIFA lo permite. He aquí el dilema: ¿Qué tan rentable es para el equipo tener contratos profesionales con todas sus promesas, a los que debe cumplirles con un salario superior a ¢405.000 y todas las cargas sociales, sin que estos sean aún una realidad?
Es decir, Saprissa podría hacer un vínculo profesional con todos los jóvenes destacados, pero incrementaría los gastos por figuras que aún son promesas.
El riesgo pasa por tener el ojo clínico para ‘apostar’ por los prospectos correctos y ofrecerle mejores condiciones que al resto de los jóvenes a los que consideran de menor valía.
Entonces, ¿si Saprissa le ofrece un contrato profesional a sus jóvenes menores de edad ya los amarra? No necesariamente. Si el joven firmó el vínculo con menos de 18 años, existe la posibilidad de que pueda alegar su nulidad y romperlo al cumplir la mayoría de edad.
El futbolista tendrá que demostrar que el representante legal mayor de edad firmó sin su consentimiento. Sí es así, el contrato podría ser inválido. Aunque para lograr esto, existe la posibilidad de que se entre en una disputa legal entre los clubes, ante los evidentes portillos.
En algunos casos, el club que formó al jugador y lo pierde podría tener que conformarse con recibir el pago de los derechos de formación. Estos cuentan por cada año que haya tenido al futbolista, desde los 12 años de edad y hasta los 21.
Sin embargo, ese dinero se puede cobrar a partir del día en que el club que se ‘robó’ al joven decida inscribirlo ante la Federación con un contrato profesional. Por ejemplo, Galo tenía un vínculo de alto rendimiento con Alajuelense; al pasar a Herediano, puede que los rojiamarillos lo hayan inscrito como de alto rendimiento, o como profesional.
Si lo inscribieron como de alto rendimiento fue porque en la Liga ganaba un monto por viáticos y ellos simplemente mejoraron esta cifra (que debe ser menor a los ¢405.000) y lo convencieron de cambiar de equipo para esta campaña.
Si Herediano le hizo un contrato profesional, la Liga ya podría cobrar los derechos de formación. Este es un caso hipotético. Según el presidente rojienegro, Fernando Ocampo, Alajuelense acordó con Herediano el pago de los derechos de formación y además un porcentaje de una posible venta de Galo a otro club.