Saprissa y Pérez Zeledón vivieron su lucha de siempre, el equipo con posesión de pelota contra el replegado y defensivo. Los partidos entre ambas escuadras se han vuelto predecibles y la apuesta fija, como resultado definitivo, es el empate. Al final, el pronóstico se cumplió y entre ambos el 0 a 0 se hizo gigante.
La igualdad, en el papel, afecta más a la S que a los generaleños, porque los frena en seco en el arranque de ensueño que vivían. También golpea un poco la confianza de los tibaseños para su visita al Herediano, donde se jugarán el liderato, este domingo (4 p. m.).
Wálter Centeno ante Pérez siempre está incómodo, los 90 minutos pasa haciendo miles de gestos, camina de izquierda a derecha y entra en discusión con sus asistentes sobre la fórmula para abrir el cerrojo; no obstante, esta vez no encontró solución.
De los últimos siete partidos, en tres el empate fue el resultado.
Saprissa fue el equipo que más fútbol con pelota realizó. El equipo de Paté llevó el balón de izquierda a derecha, también tocó y profundizó por las bandas, pero siempre chocó con un bloque ejemplar de ocho hombres que frenaron cualquier intento.
Christian Bolaños dejaba a su marcador atrás, aunque siempre topaba con un central que lo dobleteaba. Por izquierda, Johan Venegas encontró los mismos problemas.
Las mejores emociones se dieron en el segundo tiempo, cuando Pérez renunció a cualquier posibilidad de conseguir un gol y se tiró por completo atrás. Saprissa aprovechó y se abalanzó hasta con nueve jugadores contra el marco rival.
Ariel Rodríguez tiró de larga distancia, Christian Bolaños sacó marcas y buscó centrar, Mariano Torres quiso sacar diferencia de la táctica fija y Manfred Ugalde apeló a la garra para pelear ante los centrales.
Los morados chocaron una y otra vez con pared. En los últimos 60 segundos tres pelotas que salieron de los pies de saprissistas rozaron la línea de gol, mas no ingresaron.
Centeno volvía a ver al cielo con incredulidad, sonreía y se llevaba las manos a la cabeza y decía: 'no entra... no entra'.
A 10 metros a la izquierda, su homólogo, Omar Royero con intensidad gritaba: 'orden, orden'.
Por más que los locales buscaron ahogar a su contrincante, los Guerreros supieron aguantar y no ceder. Cada pelota que llegó fue a dar a la gradería o campo morado, pero no causó mayor inconveniente para el arquero Guido Jiménez.
Con la llegada del minuto 90 al cronómetro, la afición desespero y pese a que sus muchachos le han dado un comienzo casi perfecto en el Clausura 2020, los silbidos atacaron el Ricardo Saprissa.
El pitazo final provocó que Keilor Soto celebrará con puño cerrado contra el césped, Christian Bolaños con una camisa estilando caminaba cabizbajo y los más de 15 ataques de la S quedaron en solo intenciones sin daños.
Esta vez no le alcanzó a Bolaños ser la figura para impulsar a los suyos; el orden de Pérez fue el punto de quiebre para los visitantes. Saprissa fue frenado de cara a su visita al Rosabal Cordero.