Mariano Torres salió del campo apenas en el minuto 60 y encendió las alarmas de Saprissa, pues uno de sus mejores hombres ya no estaba en cancha.
Desde hace mucho es obvia la necesidad del argentino en el buen funcionamiento del equipo, por eso empezó como titular pese a no estar al 100%.
El volante venía saliendo de una lesión de rodilla y entrenó poco.
“Hoy lo sentí (la falta de entrenamientos), no me quería perder este partido, di el máximo esfuerzo que tenía y cuando no podía más preferí que entrara un compañero”.
Pero esa apuesta de incluirlo en el once sin el nivel físico adecuado, también refleja dónde halló Saprissa fortaleza para quebrar los pronósticos.
Mauricio Wright lo “advirtió” tras la presentación en San Carlos: para enfrentar la semifinal tendría piezas importantes.
Mariano reconoció jugar al límite, pero su presencia era vital. Y funcionó, sino que lo digan las dos asistencias creadas en sus pies.
Saprissa se fortaleció en la experiencia para dejarse un resultado por el que pocos hubieran apostado. Lo muestran los goles (Esteban Espíndola, Kendall Waston y Christian Bolaños), las asistencias (Mariano, Michael Barrantes y Daniel Colindres) y en el juego en sí.
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El propio técnico se inclinó por la veteranía cuando tuvo dos opciones, por ejemplo envió a Orlando Sinclair al banco y esta vez echó mano de Ariel Rodríguez.
La apuesta le dio resultado, al menos por ahora. Parece una historia contada anteriormente, porque no es la primera ocasión en que los morados se apoyan en los experimentados para ganar sus batallas.
Y vuelve a pasar cuando muchos de estos han sido blanco de críticas, mientras la afición exige por un cambio generacional que va a paso lento.
La falta de nuevas figuras nacidas en la cantera ha sido, probablemente, uno de los defectos más señalados a la institución.
En el peor momento del club durante este certamen se convirtió en un clamor por parte de los seguidores tibaseños.
Horizonte Morado la anunció, a finales de abril, como una de sus aristas más importantes a trabajar en el corto y largo plazo.
En la conferencia de ese entonces, cuando se nombró a Wright como técnico, el presidente, Juan Carlos Rojas, explicó una serie de medidas para desarrollar talentos.
El reclamo venía acumulándose desde meses atrás, pero estalló con la crisis de resultados y el bajo nivel de jugadores veteranos.
Hoy, esos mismos jugadores se lavan la cara y llevan el peso del triunfo sobre la Liga, avivando la esperanza de una final vista hasta hace poco como un imposible.
Del juego ante San Carlos a este hubo un cambio muy grande y tan solo hubo dos días de tiempo para corregir, la misma cantidad para volver a medirse a la Liga.
Wright trabaja con esa dificultad: “tenemos muy poco tiempo y lo que podemos hacer es enseñar el video, mostrar situaciones y ser más precavidos”, responde sobre los aspectos a mejorar.
Tanto él como sus jugadores han hecho hincapié en la actitud, el carácter, la confianza y la unión de grupo.
Todas esas características, parece, están alimentadas y fortalecidas por las voces de experiencia, las cuales hoy llevan el peso del grupo.
“Tenemos la ilusión de jugar una nueva final, la oportunidad de eliminar a nuestro clásico rival y la tenemos que aprovechar”, analizó Torres.