El Deportivo Saprissa está hincado. En Tibás viven en medio de un incendio que subió de nivel conforme avanzó cada fecha del campeonato nacional.
Un equipo que en el Clausura 2022 convive en la mitad de tabla de posiciones, con la amenaza de llegar al sótano y con la esperanza de tomar un empujón que lo lleve a rozar los puestos de clasificación.
El equipo morado no es el protagonista de cada historia de los torneos nacionales, a este Saprissa le cabe, sin necesidad de ajustes, el érase una vez…
Vamos a iniciar explicando el por qué creemos esto.
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Érase una vez... un equipo de grandes ligas menores
La cantera morada sufrió una estampida de talentos en los últimos dos años y no precisamente porque los muchachos y los padres de familia lo quisieran. Fueron decisiones forzadas ante las pocas condiciones que ofrece el equipo más ganador de Costa Rica. Todo empezó cuando su centro de entrenamiento en Belén propició una gran cantidad de lesiones en los muchachos producto del pésimo estado de las canchas. Además, cuando los padres se acercaron para conversar del interés de otros equipos sobre su hijo, las respuestas emitidas fueron: “no podemos hacer más”.
Del Saprissa se fueron muchos jugadores más de las caras conocidas y no hubo forma de retenerlos. La fuga debilitó tanto las bases, que la S no ganó ni un solo título en el campeonato anterior.
Aunque el presidente Juan Carlos Rojas diga hoy que ahora sí le han “robado” jugadores a sus competidores, eso sí, sin detallar nombres. Si dentro de estos prospectos está hablando de Gerald Taylor, es importante que la hinchada sepa que este joven fue separado de Alajuelense por temas fuera del verde, por ejemplo.
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Jimmy Marín es uno de los jugadores que llegó al Saprissa generando mucha ilusión en las gradas, hoy no es protagonista. (Jose Cordero)
Érase una vez... un gran equipo femenino.
El Deportivo Saprissa FF no es la sombra del equipo que fue hasta el 2018. Alajuelense decidió dar el paso de verdad en esta rama del fútbol y resultó ser una verdadera aplanadora. De la casa morada se dio un éxodo en medio de resentimientos, en medio de promesas no cumplidas.
Hace tres años y medio que La Cueva no sabe lo que es celebrar un título en esta categoría. Desde entonces, la dirigencia ha tenido que lidiar con conflictos internos producto de las pésimas decisiones tomadas. Por ejemplo, cuando ellas no podían usar el Ricardo Saprissa, o cuando se los prestaban –sí, suena feo– para los partidos importantes. Sin olvidar, hace unas cuantas semanas, cuando se jugó ante Suva sin público porque los gastos no se equilibran con los ingresos. Absurdo y muy bajo.
Érase una vez... un equipo con los mejores fichajes.
Saprissa dista muchísimo de aquella institución que movía el mercado de piernas. No lo es porque está lejos de entrar en un cara a cara de chequeras con Herediano y Alajuelense. En algunos momentos sí ha podido igualar ofertas, pero no tiene un valor agregado que pueda ofrecer, no tiene instalaciones acorde al estirpe y los jugadores de peso de este país ven un poco más allá del dinero.
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Érase una vez... un equipo con estabilidad en el banquillo.
Cinco técnicos en el último año. Wálter Centeno, Roy Myers, Mauricio Wright, Iñaki Alonso y Jeaustin Campos. Si alguien quiere más pruebas de que Saprissa no tiene claro cuál es su rumbo deportivo, es porque no quiere ver las cosas.
La casa morada tiene muchas contradicciones entre lo que le vende a su afición – que dicho sea de paso ya no come cuento – y lo que hace al tomar decisiones. Promete proyectos y planes estratégicos que se derrumban cuando la flauta no suena. Hay decisiones que los retrata.
Érase una vez... potencia en infraestructura.
El equipo más ganador de Costa Rica se pasea de cancha en cancha entre Tibás y Moravia. Eso no gusta del todo en el seno del equipo y le resta competencia a la hora de ir por fichajes de peso. Saprissa es un equipo al que le es habitual llegar a una cancha de un barrio en un autobús y ver al utilero esforzándose para bajar las cosas necesarias para un entrenamiento. Como si se tratara de un equipo de Liga de Ascenso a de Linafa. Esto porque lo único que tiene para entrenar es el estadio y la cancha del Ricardo no se puede usar todos los días porque también necesita mantenimiento.
Los jugadores no cuentan con suficiente equipamiento para ejercitarse, pocas y viejas máquinas están bajo una gradería y también algunos jugadores deben desplazarse hacia el centro médico de Joel Campbell para sumar horas extras de práctica. Eso le resta competitividad al Saprissa en el mercado de piernas, sin duda.
Érase una vez... un equipo que le hablaba con la verdad a la afición.
El Saprissa tiene una pésima gestión de comunicación y no es culpa de los colegas que laboran en la institución. Juan Carlos Rojas interviene y selecciona a cuáles medios les habla y cuáles no. No democratiza la información que podría llegarle a la gran masa morada. En esta materia es calculador, tiene claro donde lo pueden comprometer y donde puede salir bien librado. Saprissa es una institución privada que vive del aficionado, hoy más que nunca, y en los momentos de crisis le oculta las cosas a esa gran masa a la que le pide ir al estadio o comprar camisas. Al señor Rojas le encanta tener los diferentes sectores controlados, que los portavoces sean un megáfono de lo que él quiere que se diga. Eso no va con lo demócrata que se describe en su principal trinchera (Twitter) cuando tuitea sobre política.
“La asamblea decide mi continuidad”. ¿Y cuándo convoca a los socios?
A Juan Carlos Rojas le molesta cuando se le cuestiona su continuidad en el Saprissa. Se le ve tragar un poco más grueso de lo normal y emite la misma respuesta: “Mi continuidad lo decide la asamblea de socios”. Lo que nadie le ha repreguntado hasta el momento es el por qué tienen dos años de no hacerse una asamblea en el Saprissa.
Es fácil decir que depende de los socios, pero imagino que es un poco complicado explicar el motivo del por qué en La Cueva no se hace al menos una asamblea anual. Si no hay espacios para discutir continuidades dirigenciales, es muy poco probable que existan cambios en las cúpulas.
Saprissa tuvo la suerte de ser campeón hace un año, ese título eclipsó las muchas falencias dirigenciales y administrativas de los últimos años. Hoy, Saprissa se encuentra en las mismas circunstancias del 2021 en esta misma época, en esta ocasión veremos si la suerte les sonríe y les permite poner un somnífero a la gran masa con forma de título.
Hoy está a las puerta de ser un equipo de media tabla en la tabla general y de quedarse por fuera de las semifinales.
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Juan Carlos Rojas es quien está en el foco de las críticas por parte de una afición que pide su salida. (Archivo )