Al final la más débil de sus tormentas fue la que sacó a Rónald González del banquillo de Saprissa , azotado por las críticas externas e internas y huérfano en el manejo de una barca que estaba claro no podía navegar él solo.
Ni el ansiado título 30 sostuvo al tercer técnico de la era Horizonte Morado en el puesto, acusado ahora por una directiva que lo defendió a capa y espada en más de un año de desaires, pero que ayer olvidó todas las sutilezas de su costumbre, detalles de los que sí gozaron Daniel Casas o Alexandre Guimaraes al momento de decir adiós.
De hecho, González se convirtió en el primer despido de la dirigencia comandada por Juan Carlos Rojas, divorciada desde hace tiempo de su cuerpo técnico e impaciente por no encontrar en el título de campeón la estabilidad prometida.
Con un discurso que apuntó únicamente a los malos resultados, Rojas apretó el botón de reset a un proceso que por fin le había conseguido el objetivo del cetro; y que, si bien no caminaba con el ritmo deseado, no era tampoco mucho peor que los anteriores capítulos.
Una crisis más. Nadie oculta que el actual Invierno luce demasiado gris para Saprissa; sin embargo, Rónald González y Horizonte Morado habían soportado juntos embates mucho más feroces en estos casi dos años de matrimonio.
Por ejemplo, el primer Verano del ahora extécnico tuvo aquel clásico ante la Liga de Manuel Keosseián (derrota 1-3) y más tarde la eliminación en semifinales ante Cartaginés, un rival que en el papel siempre se dijo accesible.
Un torneo más tarde le tocó caer ante Alajuelense en la misma ronda de semifinales y también con otro clásico doloroso en el camino (0-3), pero su continuidad nunca se discutió en el seno de la directiva.
Después está aquel Verano de títulos y perdones, el mismo que llevó al técnico al llanto y el desahogo en una final contra los manudos, recuerdo ahora de carácter selectivo.
Hoy, en su adiós, González deja a Saprissa sexto de la tabla con tres juegos y nueve puntos menos que el líder UCR, matemáticamente aún al alcance, solo que ya no para él.