En un proceso con garantías, Figueroa tendría que salir libre de una suspensión por dopaje ¡Lastimosamente! Es que a su abuela la mataron entre muchos, en el vestidor manudo, en el recinto de la Comisión de Antidopaje, ante las cámaras, con un largo luto que se extendió por días y noches.
Habría que darle un Oscar. Pero quien le ayudó a idear el plan de fuga merece dos. ¿O acaso creen ustedes que el hondureño, atrapado en la tómbola del sorteo antidopaje, tuvo tiempo para orquestar su plan funerario?. Yo creo que no.
Las primeras declaraciones de los actores fueron sub realistas y, bien invocadas, lo salvarían del castigo. Ferlin Fuentes, el jefe de prensa manuda, ubicó el camerino manudo como el lugar donde se encontró con la muerte estampada en su celular. Parece que no fue allí y ni siquiera hay certeza de que haya ingresado al mismo.
Eduardo Alfaro, el presidente de la Comisión de Dopaje, en su versión original, compungido, dijo que Figueroa fue avisado que su abuelita había sido devorada en el bosque de la imaginación. Que lo obligaron a poner el altavoz para que todos verificaran la noticia.
Días después, con el agua al cuello, el mismo Alfaro cambió la versión. No hubo llamada en altavoz, sino un desmayo, precedido de un reventón del teléfono contra el suelo. Solo así se entiende que los integrantes de la Comisión pudieran tener la misma confusión que confesó tener el jugador al contestar la llamada.
Figueroa atribuyó el error al momento confuso que vivía su familia en Honduras. Pero ¡recorcholis!, días después indicó que la noticia se la había dado su esposa, quien apenas segundos antes lo había acompañado al vestidor manudo.
¿Fue por whatsapp como dijo Ferlin Fuentes, o por una llamada como señaló Alfaro? ¿En el vestidor, o en la sala de toma de muestras? ¿ La conversación fue puesta en altavoz, o solamente hubo un lanzamiento del teléfono y desmayo actoral? ¿Fue la esposa, quien estaba afuera, la que lo llamó, o fue en confuso parlamento desde Honduras?
Si hubo altavoz, entonces también existió cómplice. Pues se supone que los encargados de la prueba doping habrían escuchado lo mismo que Figueroa. O sea, una noticia falsa. ¿O es que a estos les bastó con su drama novelesco?
Si fue una confusión, cómo no se aclaró todo en el lapso en que el futbolista dejó el estadio, viajó al aeropuerto, esperó el avión y lo abordó? ¿ O será, y aquí me pongo también dramático, que el celular quedó inservible?
Todo esto, que evidencia una tomadura de pelo, también denota la actitud ligera y proco profesional con que fue abordado el tema. Vieron y escucharon lo que nunca sucedió u ocurrió de otro modo. Los de la Comisión fallaron, no auditivamente, sino en el rigor protocolario de una misión muy seria.
¿O acaso no recordamos a la joven que se hizo famosa por salir en las fotos custodiando a Maradona desde la cancha misma, una vez que salió en la rifa del doping en el Mundial de Estados Unidos?
Hay muchas nebulosas, desde si la Liga lo protegió, hasta si su cómplice estaba en el Morera Soto. Pero sobre todo, es evidente que los miembros de la Comisión mordieron el anzuelo e hicieron mal su tarea.