Niños y niñas del Gran Área Metropolitana del proyecto La Mejenga vivieron una mañana distinta este sábado. Por lo general juegan con miembros de la Fuerza Pública en las calles, pero en esta oportunidad fue sobre el césped del estadio Ricardo Saprissa.
Esta iniciativa del Ministerio de Seguridad y la Fundación Saprissa fue acompañada por McDonald's para desarrollar el primer torneo con pequeños de San José, Alajuela, Heredia y Cartago.
El principal objetivo era reforzar los valores de los pequeños en relación con los miembros de la Fuerza Pública, pues trabajan en comunidades de alto riesgo.
El cuadro morado firmó el año pasado un acuerdo de cooperación con el Ministerio de Seguridad Pública en el que se establecieron algunos lineamientos que se ven cumplidos este sábado y que continuarán vigentes.
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Eduardo Solano, viceministro de Seguridad, explicó que los niños ahora tienen otra visión del policía, pues antes en sus comunidades eran vistos como "enemigos".
"El fútbol es una herramienta para conectar personas y quisimos combinarlo con el trabajo en localidades vulnerables. Tenemos una relación directa con niños y ambientes en comunidades en las que a veces la policía tiene que hacer un trabajo fuerte de operativo y eso genera temor o una desconfianza y a través del fútbol estamos combatiendo eso siendo un amigo más", comentó Solano.
Por su parte, Fanny Villalobos, directora de la Fundación Saprissa, afirmó que unos 32 oficiales han recibido constante capacitación para la utilización de herramientas deportivas y psicologícas, para poder tener un mayor alcance en este proyecto.
“Al inicio de cada partido, los niños hacen su calentamiento a través de un juego cooperativo, siempre trabajamos así porque con esto los chicos desarrollan los valores para la vida. La Mejenga inició en enero con esta metodología, le damos seguimiento a los policías y eso nos ha permitido crecer”, citó Villalobos.
A la fecha, La Mejenga ha impactado a más de 6.000 niños y niñas en comunidades de todo el país, como Bribrí de Pavas, los Cuadros, Quircot, Llanos de Santa lucía, el Poró, la Granja, la Milpa, Gran Samaría, San Martín, Crurime, Los Cedros, Las Parcelas, La Mona, entre otras.
“Todo inició únicamente en Pavas, el año pasado se desarrolló en San José, pero el éxito y el impacto fue tan profundo que casi que nos obligó a extenderlo a todo el país, con sus limitaciones, pero sí sabíamos que el fútbol era una herramienta poderosa, sabemos el paradigma que rompemos cuando vemos a un policía jugando fútbol con un niño en una comunidad altamente vulnerable”, concluyó Solano.