Limón. Fue difícil hablar con él; no por su actitud, que fue amable y serena, sino por el a gotamiento.
Buscamos a Brandon Poltronieri de inmediato al pitazo final, avanzamos en su búsqueda hasta el mediocampo. Casi por señas, nos pidió una pausa.
Como intentando aspirar oxígeno para sus pulmones extenuados, se inclinó por unos minutos, mientras en derredor la masa limonense parecía un ciclón sobre la gramilla, en pos de sus ídolos.
“Esto es muy duro para nosotros, pero no es el final. Cometimos errores y nos pasaron por encima, pero, insisto, faltan 90 minutos y tal vez más”, comentó el jugador.
“No podemos echarnos a morir. Lo que sigue es prepararnos para el próximo partido, el sábado”.
Con decencia, pero firme, uno de los asistentes del equipo de la barriada tomó a Poltronieri del brazo y procuró ponerlo a salvo de micrófonos y libretas.
Lo vimos entonces surcar el cordón humano de los guardaespaldas y llorar “a cielo abierto” abrazado con uno de los asistentes del plantel.
Media hora más tarde, Pablo Izaguirre, asistente técnico de Barrio México, salió para atender a la prensa, felicitó a Limón F.C y lanzó el mensaje de que esto aún no termina. “Falta un juego”.