Paté Centeno debe renunciar

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Nadie sabe a qué juega Saprissa: ¿canicas, bolos, golf, cromos? Tiene cuatro partidos sin vencer a San Carlos: Luis Marín ha descifrado completamente a Paté. El campeonato pasado fue misérrimo para Saprissa: ganó apenas 12 de 26 juegos, y se empantanó en una racha de 7 partidos sin triunfar. Paté hizo un buen trabajo con Grecia: los puso a jugar bonito, con salidas pulcras a balón controlado, de pie a pie, y una dinámica que en algo se asemejaba al proverbial tiqui-taca que hoy en día todo el mundo quiere imitar. Pero resulta que Saprissa no es Grecia, y el tiqui-taca tampoco es la “pomada Canaria”: con él, la Naranja Mecánica de Cruyff anotó 15 goles en 1974, pero en 2010 España, carente de definición, logró apenas 8 en siete y medio partidos (tiempos de alargue contra Holanda).

No se le puede implantar el estilo tiqui-taca a futbolistas que no han sido mentalizados para él, no fueron formados para jugar de esta manera, y no lo cultivan desde niños. Rinus Michels esculpió, cinceló, bordó a cada uno de sus jugadores —comenzando por Cruyff— desde que eran jovencitos, para que pudiesen plasmar el concepto de fútbol total de 1974. Tal no es el caso de Paté y sus pupilos. Juan Carlos Rojas le renueva su apoyo aun cuando no ganase el campeonato: léase: se nos viene una amarga dieta de derrotas y empates. Rojas parece mesmerizado, hipnotizado por el canto de sirena de Paté. Por sus “filosofías futbolísticas” (¿existencialismo francés, idealismo alemán, positivismo inglés?).

Será un año de frustración y sufrimiento para el saprissismo. Paté es un técnico inexperimentado: necesitábamos a un viejo lobo de mar, sobreviviente de mil batallas, y surcador de los siete mares. No un muchacho haciendo sus pinitos y experimentando un método futbolístico caduco desde 1974. Saprissa no es un tubo de ensayo para hacer en él tanteos tácticos: ¡es un monstruo que respira, devora y digiere triunfos: nada más lo saciará!