Opinión: Yostin Salinas, Luis Hernández y Gerson Torres, ¿los venció el conformismo?

Salinas, Hernández y Torres no parecen ser ni la sombra de lo que fueron en selecciones menores. Es preocupante que Costa Rica invierta tanto en sus talentos para que al final algunos se conformen con llegar a Primera.

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Costa Rica se jugaba el pase a cuartos de final del Mundial Sub-17 de Chile 2015 (hace menos de cinco años) frente a una potencia de la categoría: Francia. Ese día, el entrenador de turno, Marcelo Herrera, incluyó en su once a Yostin Salinas.

En ese entonces, era un joven limonense que había sido suplente durante toda la primera fase del torneo. Ante la lesión del central titular, Esteban González, Popeye optó por darle la oportunidad.

Salinas jugó un partidazo; sereno, rápido y sólido, con personalidad. La Sele eliminó a Francia en los penales y posteriormente enfrentó a Bélgica en la siguiente ronda (quedó eliminada).

Fue una actuación convincente que, a priori, le permitió subir al primer equipo de Limón y luego saltar a Saprissa, de quien es ficha hoy en día.

Ese mismo día, la Tricolor alineó a Luis Hernández, capitán del equipo y quizás el jugador más flexible de aquella Selección; podía jugar de lateral, pero también de volante '8′, a la par del contención, en funciones de distribución.

Esta camada avanzó al siguiente Mundial Sub-20, en donde se incorporó Gerson Torres. Un joven rápido y desequilibrante que brilló en Belén y luego parecía consolidarse en Herediano.

Salinas, Hernández y Torres no parecen ser ni la sombra de lo que fueron. Rándall Leal, Jimmy Marín e Ian Smith, talentos de la misma generación, ofrecen más argumentos futbolísticos individuales, lo que les ha permitido establecerse y garantizarse contratos internacionales.

Es preocupante que Costa Rica invierta tanto en sus talentos de liga menor para que al final algunos se conformen con, simplemente, llegar a Primera. Si un joven completa toda la etapa formativa desde la Sub-15 hasta la Sub-20, es probable que acumule más de 50 partidos internacionales. Todo este roce debería verse reflejado en la Sele Mayor algún día.

El crecimiento de Salinas y Hernández es escaso después de tanto tiempo. A Salinas se le observan casi las mismas limitantes en salida que cuando era un infantil. No anda muy lejos Hernández, a quien le roban la espalda con tanta frecuencia que a veces sorprende.

Basta con mirar la estadística para darse cuenta de su estancamiento. Salinas acumuló 17 partidos en el Clausura 2018 y 15 en el Apertura de este mismo año. En este torneo apenas registra cinco enfrentamientos.

Hernández disputó 26 juegos en el Clausura 2018 y en este certamen apenas lleva 13.

Lo de Torres es increíble. Partió a México e incluso llegó a debutar con el América, pero luego regresó a Costa Rica para jugar a cuenta gotas y marcar poca diferencia, en comparación al futbolista que disputó 21 partidos con el Team en el Verano 2016 y fue llamado a la Mayor.

A estas alturas, cuando todavía les queda mucho camino por delante (tiene entre 21 y 22 años), deberían terminar el torneo y ser autocríticos, si de verdad les interesa crecer.

El club les debería exigir entrenar a doble jornada, revisar sus estadísticas individuales y establecer nuevos parámetros de exigencia para el siguiente torneo.

Por ejemplo, definir cuáles fueron sus principales deficiencias ofensivas y defensivas y corregirlas de inmediato. Crecer en lo físico y que se refleje en las pruebas de inicio temporada para que exista una mejora comprobada y sustancial en su rendimiento.

Solo para explicar este punto con detalle. Ahora hay tanta estadística a disposición, que Saprissa puede saber cuántos errores en salida cometió Salinas, o cuántas veces falló Hernández en defensa, y exigir una disminución del número de errores de un torneo a otro.

Como también se puede comparar la cantidad de ocasiones de gol que generaba el mejor Gerson Torres, con el de hoy en día.

También sería bueno que revisen los videos de los futbolistas que juegan en su misma posición y destacan en todo el mundo para luego replicar sus fortalezas en los entrenamientos.

No está de más conversar con el psicólogo de su club para evaluar si hay alguna distracción que afecte su desempeño y con el nutricionista, para que mida su estado actual.

Para muchos jugadores (hablo en general), el fútbol significa entrenar de 8 a 10 a. m. y luego irse para la casa a jugar play station; esto se refleja en su mediocridad en la cancha.

Si al final de todo esto no existe una mejoría real, es probable que el club deba tomar medidas. Ojalá los jóvenes entendieran que el fútbol es un trabajo de tiempo completo.

O quizás deban seguir el ejemplo de algunos jugadores de la selección de Francia que Costa Rica eliminó ese día, como Abdoulaye Doucouré que ya juega en el Watford de la Premier League de Inglaterra, o Dayot Upamecano, ficha del Leipzig de Alemania.