Paulo Wanchope no necesita ser campeón para firmar un proyecto exitoso con Cartaginés. El presente blanquiazul muestra resultados fatídicos, lleno de tropiezos con planillas aceptables.
En el torneo anterior, por ejemplo, se reforzó con Dylan Flores y Michael Umaña. Estaban en plena curva ascendente el portero Luis Diego Rivas y el volante Christopher Núñez. También formaban parte del plantel Ricardo Blanco, Mauricio Castillo y Rándall Brenes.
No creo que a ninguno de estos futbolistas se le pueda considerar “malo”. Por el contrario, Flores se enrumba a la Liga y Blanco es pretendido por los morados.
El club brumoso no tenía una mala planilla y aún así peleó el descenso. Sucedió lo mismo con Jeaustin Campos, que dirigió al equipo en dos torneos y no clasificó, pese a que el presupuesto para el plantel era de los más altos del país, solo por detrás de Saprissa, Liga y Herediano.
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Cartaginés ya no puede prometer títulos. Es una ilusión que termina siendo dolorosa y frustrante para su afición. Lo que sí puede prometer Paulo César es clasificar entre los cuatro primeros y moldear las bases de un proyecto. De conseguirlo, habrá tenido una muy buena labor.
Desarrollar un proyecto implica consolidar a los jóvenes que ya empiezan a ser realidad (Rivas y Núñez) y conseguir que otros se afiancen para recuperar la identidad, tan debilitada con la llegada de jugadores que solo ven a Cartaginés como un trampolín para irse a Saprissa o la Liga.
Lo que sí puede prometer Wanchope es que el equipo hará respetar la localía, que tendrá un papel decoroso frente a Herediano, su rival más enconado, y que se olvidará de las ‘cartagadas’.
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Sí, Cartaginés necesita recuperar el respeto. Sostener un marcador, ganar un partido sin sufrimientos, no recibir un gol en el último minuto ni perder en casa con el descendido.
La Vieja Metrópoli merece actuaciones dignas, con planteamientos tácticos inteligentes. Seguramente que el ‘Ballet Azul’ fue excepcional, pero este equipo no puede aspirar a bailar en la pista, cuando ni siquiera sabe caminar. Cartaginés necesita ser ganador.
La afición brumosa merece que se acabe el ‘bullyng’ de los postpartidos, cuando siempre hay una mofa nueva en las redes sociales.
Cartaginés merece un equipo que pague al día, que sea visto como un ejemplo para el resto de aficiones, que tenga una dirigencia que no se deje llevar por fanatismos.
Wanchope no puede hacerlo todo, pero sí influir en la mayoría. Cartaginés no necesita un entrenador que le prometa el título. Necesita un técnico que le devuelva el respeto.