En un charla casual, Alexandre Guimaraes se cuestiona cómo a Álvaro Saborío le alcanzó para ser el máximo romperredes del fútbol tico a los 36 años, la misma edad con la que lo consiguió Christian Bolaños... y siendo volante.
Óscar Ramírez le dice que la forma en que se mueven los delanteros influye sustancialmente en la capacidad para que se creen ellos mismos las opciones de gol. Con el tiempo, los artilleros aprenden a moverse y a aprovechar los espacios.
Captó mi atención la conversación que se produjo sobre el tema en el podcast 'Guima y Celso', así que me fui a revisar la tabla de goleadores del fútbol tico.
Resulta que de los cinco futbolistas que lideran el escalafón, cuatro son extranjeros. Solo Bolaños, un volante veterano, consiguió colarse en la lista.
Ramírez hace una sugerencia válida: "A nosotros realmente nos falta gente que ayude a formar. Un centro delantero como Álvaro Saborío tiene que quedarse en la Selección, un Rolando Fonseca, toda esa experiencia tiene que aprovecharse".
Conozco distintos tipos de formadores y visores con múltiples y diversas características. No necesariamente se necesita ser futbolista para formar a un niño o joven, pero sí hay ciertas capacidades para las que adquiere mucho más valor tener cierto perfil profesional.
A Costa Rica le cuesta un mundo formar goleadores y es una realidad.
Alguien como Rolando Fonseca podría transferir conceptos difíciles de leer en los libros de táctica, y que provienen de los años en cancha.
Un conocimiento que va más allá de un concepto de juego. ¿No puede ser casualidad que Fonseca haya anotado más de 300 goles en su carrera deportiva?
Su instinto y lectura de partido le permitían captar el momento justo para cerrar una jugada.
Básicamente, eso hace que tenga el perfil para ser un ‘formador de delanteros’.
Es necesario tener una figura que enfoque toda su atención en pulir las debilidades de los artilleros jóvenes.
Alguna vez conversé con el director de selecciones, Carlos Watson, sobre la importancia de trabajar las características individuales del jugador en edades tempranas.
Es con muchas horas de trabajo en cancha que realmente se puede ver una diferencia.