Campeón y subcampeón perdieron fuelle, pero siguen en liza. Saprissa resintió, pero resistió las salidas de sus zagueros titulares Adolfo Machado, Roy Miller y Francisco Calvo, de su puente entre recuperación y creatividad, David Guzmán, y, por añadidura, la marcha de su par de “nueves” natos: Rolando Blackburn y Álvaro Saborío. Encima, se lesionó Anderson Leite, el mixto brasileño que comenzaba a despuntar.
¿Por qué el monarca no se derrumbó? Aunque no contrató reemplazos del mismo cartel, cuenta con Carlos Watson, el DT que no vende humo, el que trabaja, analiza, trasnocha, estudia los videos oprimiendo rewind , pause , tomando notas y dándole play las horas que sean necesarias y, más temprano que tarde, encuentra soluciones.
A diferencia de la S , Herediano se mantiene incólume en zaga y media cancha, por lo cual juega más o menos como en torneos anteriores... salvo por el remate final, porque fue en ataque que experimentó sus bajas más sensibles: el goleador Yendrick Ruiz y su mejor socio, el argentino Jonathan Hansen, así como el novato revelación Gerson Torres.
Así las cosas, aunque el cuadro de Medford sí carbura, perdió pegada. Arrieta se esfuerza, pero no es Yendrick, Nieto es intermitente y el Mambo parece haberse subido al tobogán del declive. ¿Pardini y Castro? Poco y nada.
Pese a todo, a la S y al Team todavía les alcanza para pelear y obtener la clasificación. No conseguirla sería fracaso rotundo. Y el otro que parece, repito, parece con boleto fijo es Limón FC, el cuadro más sólido del certamen hasta el momento, que cuenta con 27 puntos (y le restan 12 por disputar en el Juan Gobán, donde ha sido intratable).
¿Y el cuarto cupo? Por continuidad de un proceso, el Santos de Johnny Chaves alza la mano; por su juego poco estético, pero efectivo, el PZ de José Giacone; por la presión del descenso y porque acertó con los refuerzos, los Toros de Leonardo Moreira.
Y ojo con el Cartaginés de Jeaustin Campos, que parece haber asimilado la crítica constructiva. Al menos en sus últimos dos choques, el CSC cambió de casete, arrojó al canasto de la basura el romanticismo pseudo ofensivo y empezó a jugar al estilo de Giacone (resultadista pragmático. Saldo: dos victorias).
En cambio, el Alajuelense de Benito Floro no da el brazo a torcer. No cambia. Insiste en su esquema predecible, insulso. Pese al clamor general, sigue jugando similar a la Sub-20: a nada.