A lo mejor Eduardo Li inventó que Bryan, Keylor y Celso amenazaban con perder partidos si Pinto continuaba al frente de la Selección. Ojalá y sea así. Aunque no hay duda de que los tres, y posiblemente otros jugadores, no deseaban que el colombiano siguiera.
Quizás los futbolistas solo manifestaron su deseo de tener a otro timonel y Li, para evitar oposiciones en torno al tema, agregó la amenaza que nunca salió de boca de los jugadores. Eso lo saben solo los que estuvieron en la reunión.
Lo que sí parece cierto es que la versión la llevó Li a los restantes miembros del Comité Ejecutivo. Ya no solo por lo que dijo el expresidente de la Comisión de Selecciones, el doctor Adrián Gutiérrez, sino porque así lo confirmó Juan Carlos Román, compañero en aquel entonces de Li y demás federativos
El sinsabor que me queda es que los dirigentes, varios de los cuales aún están en las sillas federativas, hayan aceptado esa versión -falsa o no- sin pestañear. Que nadie haya hecho una revolución, independientemente de si estaba de acuerdo o no con la renovación del exitoso entrenador de Brasil 2014.
Por supuesto que es irresponsable que más de 4 años después dos exdirigentes hayan hecho la confesión. Les tocaba denunciar en aquel entonces. Eso nos habría permitido saber si la amenaza fue real o apenas un invento de Eduardo Li, para reforzar su posición –y la de algunos jugadores- de que Pinto debía irse.
Pero muchísimo más irresponsable, y por ello objeto de censura, que en aquel entonces nadie hubiese golpeado la mesa, levantado la voz e intentado averiguar si era cierto o no aquella lamentable versión. Si nadie cuestionó a Li es porque asumieron como verdad lo dicho. Y bajo esa tesitura, aceptaron como normal que jugadores de la Selección amenazaran con perder juegos.
Quiero pensar que eso nunca pasó y, en beneficio de la duda, creo que Bryan y compañeros jamás usaron eso para torcer el brazo a los dirigentes. También estoy seguro que, aun habiéndolo dicho, en un momento de ofuscación, serían incapaces de llevarlo a la práctica.
Por allí estoy tranquilo. Lo que no me deja dormir es que los dirigentes de entonces y los de hoy hayan hecho de oídos sordos. Yo habría llamado a los jugadores para que ratificaran sus palabras ante el Ejecutivo. Un “sí lo dijimos” habría bastado para una sanción o, quizás, para no volverlos a convocar. ¡Con la camiseta de la Selección no se juega!
Un “no lo dijimos”, le habría dado paz a todos, menos a Li, sujeto entonces de censura por sus compañeros dirigentes. Y hoy las redes sociales tendrían un motivo menos para crucificar a los jugadores que, dicen, tienen el mando de la Selección.
Echarle tierra a aquello condena a nuestros dirigentes, porque solo evidencia temor ante los jugadores. Reitero: Es posible que ninguno haya hecho la amenaza. Pero en boca de Li, trasladada a sus compañeros, el chantaje existió. Todos los directivos bajaron la cabeza y enterraron el asunto, en perjuicio de los jugadores –pues no hubo oportunidad de saber la verdad- y, sobre todo, de ellos mismos, reducidos a dirigentes de papel.