Opinión: La camiseta que nos avergüenza, el caso de la Selección Femenina

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En abril del 2015, previo al Mundial de Canadá, las jugadoras ticas hicieron algo que debió causar vergüenza a todos en este país. Pidieron ayuda por Internet para hacerle frente a una preparación adecuada.

Aquello le dio la vuelta al mundo. La Federación ordenó cerrar la página en la que Lixy Rodríguez y compañeras solicitaban donaciones, en vista de que los gastos de traslado y alimentación tenían que asumirlos desde sus bolsillos.

Nos sonrojó a casi todos, menos a los dirigentes. Solo eso explica que dos años después, las jugadores se presentaran a los Centroamericanos y del Caribe en Venezuela con una vieja versión de la camiseta tricolor. “Por factores externos a New Balance”, dijo el presidente Villalobos.

También indicó que los tiempos de entrega estaban escalonados, priorizando los que se necesitaban para el Mundial de Rusia. ¡Cuidado no! Si a los hombres les llegan a hacer algo similar paralizan entrenamientos, saturan las redes y se acaba el contrato con la proveedora de uniformes.

Bastó con que no les gustara uno de los diseños premundialistas para que Celso Borges y otros seleccionados lo criticaran en redes. A ninguno lo regañaron, no hubo silencios impuestos y se envió a colocar un maniquí en medio San José, para que se pudieran apreciar “los detalles que en las fotos no se observan”.

Las exitosas mujeres jugaron con una camisa vieja sus dos primeros partidos. Ganaron ambos, así como el tercero, ya con la indumentaria actualizada. Pudieron haberse puesto la roja moderna ya eliminadas, de no ser porque la calidad de cada una está por encima de esos “factores externos” que, en el caso de los hombres habría sido berrinche y escándalo.

No solo aquí pasa. Las argentinas posaron en la anterior Copa América de Chile con las manos detrás de las orejas, pidiendo ser escuchadas. Antes habían estado dos años sin jugar, porque a nadie en Argentina le interesaba, al punto de ir a un paro para reclamar por viáticos y condiciones decentes para entrenar.

Una de las denuncias me parece conocida. La AFA y su patrocinador convocaban a los seleccionados a desfilar en la presentación de nueva indumentaria. Pero en el caso de las mujeres la pasarela era para modelos y no para jugadoras.

Por si fuera poco, la Cámara de Resolución de Disputas de Venezuela recién aprobó como justa causa de despido el embarazo de una futbolista. Rayveliz Hernandez, de Flor Patria, en Trujillo, acudió a la Cámara tras el despido y el tribunal lo consideró legal por imposibilidad de prestar el servicio para la que fue contratada. ¡Pero un hombre tiene derecho a mantenerse en el equipo a pesar de lesiones que lo pueden alejar por años de la práctica!

Lo hipócrita de la FIFA es pedirle a la televisión que no difunda imágenes de aficionadas atractivas en los estadios. ¡Se salvaron las mujeres con doña FIFA!