El estreno de Gustavo Matosas con el buzo de la Sele dejó sensaciones gratas que trascienden la anécdota de juntarse por primera vez con un grupo de convocados.
En la rueda de prensa del martes afloró una colección de frases que bien podría interpretarse como el ideario del hombre que deberá llevarnos a Catar 2022 sin ambages.
Con el ciclo en pañales, la pregunta clave era hurgar por el sistema para ir formándonos una idea de cómo jugará el equipo que encara el desafío de olvidar la pesadilla de Rusia 2018.
El profe no profundizó mucho, hizo algunas concesiones a manera de preámbulo y largó una expresión que podría ser la piedra basal de su gestión: jugar pensando en el arco de enfrente.
Esta declaración de intenciones, a lo mejor uno de sus mandamientos futbolísticos, es decisiva porque está emparentada con una identidad nacional de sentir el juego y sus formas.
Pensar en el arco rival significa que, sin descuidar el orden y la consabida dosis de equilibrio, vamos para adelante a tentar el gol y de lo que se trata, entonces, es de cómo vamos a organizarnos para lograrlo.
El sistema, por tanto, será secundario: tres, cuatro o cinco en el fondo, cuatro en el medio y dos arriba, por ejemplo, pues importará más la idea madre que nos permita llegar y embocarla en la red.
Matosas arrancó esta semana, pero ya tiene el rollo claro: hay técnica, habilidad, una cuota de velocidad nada despreciable, mas, en el lado de los pendientes, urge trabajar en dinámica e intensidad.
Aunque se cuidó de largar nombres, el profe dio pistas de por dónde vendrá su elección para los juegos que definirán logros: “no importan los años, sino la calidad”, una frase que abre puertas a jóvenes y veteranos.
Después del ridículo en Rusia, la Sele debería abrirse a todos los futbolistas que deseen forjar glorias nuevas, no importa si están iniciando o cerrando su carrera, porque una eliminatoria es larga y, un veterano, por ejemplo, puede dar ese plus que marque diferencia.
O un novato o advenedizo en el equipo mayor es capaz de fraguar un logro de repercusión histórica en un rapto de inspiración, en un juego trabado en donde se requiera la victoria.
En ese sentido, el inminente campeonato es clave para que todos los jugadores que irrumpan en escena se sientan parte de ese anhelo aspiracional de integrar la Sele.
Y los que actúan fuera, en ligas A o B, saben que el destino dejó en sus manos la decisión.