Opinión: ¿Por qué un grupo de liguistas frustrados necesitan desahogarse con insultos y amenazas a la prensa?

Es fácil para un grupito de fanáticos gritarle a los jugadores y acribillarlos con sandeces y vulgaridades, pero al verlos a la cara simplemente se apiñan y esconden entre el resto del pueblo rojinegro.

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El planteamiento del técnico del Herediano José Giacone no solo desesperó al estratega de Alajuelense, Andrés Carevic, y a sus jugadores en el terreno de juego, en el partido de vuelta celebrado en el estadio Alejandro Morera Soto, en la final del Torneo de Apertura 2019, que concluyó 0-0 y le dio el pase a los florenses en la gran final.

También a un sector de la afición, que al verse frustrada por no poder celebrar el título número 30, la emprendió contra los miembros de prensa que estábamos ubicados en los palcos designados a los medios de comunicación.

Los colegas de radio Columbia Luis Echeverria y Anthony Porras se situaron en un sector fuera del área reservada para periodistas, por motivos de espacio, razón que aprovechó un aficionado, que parecía estar bajo los efectos del licor, para molestarlos y agredirlos verbalmente durante el descanso del juego, señalándoles además que se encontraban en zona amarilla.

Como todo en la vida, un buen samaritano se ofreció a darle su espacio a Echeverría y Porras para que trabajaran con tranquilidad, por lo que todo parecía terminar allí.

Antes de reiniciar el segundo tiempo, Echeverría, ubicado en el espacio cedido por el aficionado, intentó explicar por qué estaba en las gradas de acceso, pero inexplicablemente el fanático que lo había insultado prosiguió con las ofensas, gritos y majaderías, olvidándose del partido y atizando a otros a continuar con los insultos.

Tengo que dejar claro que al ser informado el encargado de prensa de. Alajuelense, Ferlin Fuentes, actuó rápidamente y envió a la seguridad privada que tranquilizó las cosas, al menos por el resto del partido.

Cuando los comunicadores del palco de prensa decidimos bajar a la zona mixta, como es normal en todos los partidos, sin ninguna razón la mecha se volvió a encender y regresaron los insultos de más gente, como si nosotros tuviéramos la culpa de la incapacidad de los jugadores de la Liga para vulnerar el planteamiento de Giacone.

De la nada un tipo se levantó de su asiento y se dirigió al colega de La Teja Luis Quirós y después de encararlo le gritó ‘hijuep.. te voy a escupir en la cara’

Al quedarme asombrado de la reacción de aquel disque aficionado, se volvió a mí y me refirió la misma amenaza y me exigió que bajara del palco porque a él le daba la gana.

Miré al tipo y solo le dije que se tranquilizara, que no era para tanto, pero el insolente continuó ofendiendo, hasta que el muy ‘valiente’ vio a los miembros de seguridad y se fue a sentar en su lugar como si nada hubiese pasado.

La intolerancia ante un resultado negativo, mezclada con la ira y la frustración es una combinación peligrosa. El fútbol no da para tanto y menos para intentar amedrentar, gritar y sentirse ‘gallitos’ tras la camisa de un club.

Es fácil para un ‘grupito’ de frustrados gritarles a los jugadores y acribillarlos con sandeces y vulgaridades, pero al verlos a la cara simplemente se apiñan y esconden entre el resto del pueblo rojinegro.

No fueron todos los aficionados del sector de numerada del estadio. Como relaté hubo personas muy educadas y colaboradoras, pero unos pocos se dieron a la tarea de manchar el espectáculo y creerse los dueños del estadio, algo inadmisible y sobre lo cual, estoy seguro, que la dirigencia de la Liga debe tomar cartas en el asunto.